RDD-N21-Marzo-2021

13 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 21 - MARZO 2021 Propuesta didáctica para integrar la muerte en lamateria de Religión Ahora bien, tras comprender que el concepto de la muerte no es algo que debamos omitir, pues no se ha hecho semejante cosa en tiempos pasados, ¿Cómo podemos tratar este tema en el aula? Consideramos que la mejor materia para abordar- lo es el área de Religión, entonces, ¿Cómo trataríamos e tema de la muerte en el aula de Religión? Uno de los tratamientos más sen- cillos que de este tema podemos hacer con los alumnos es median- te la conversación. Muchos de los estudiantes habrán tenido que lidiar con la muerte de un familiar o per- sona cercana, por lo que esta breve dinámica servirá para hacer ver al alumno doliente que la muerte es un hecho natural y le ayudará a sobre- llevar el dolor, pues al darse cuenta que otros compañeros han perdido a seres queridos, el doliente sobre- llevará mejor la pena. De esta forma, hacemos ver al alumnado que la pérdida forma parte de la vida. Esta pérdida no es propiedad exclusiva de la muerte, sino que también se produce en otro tipo de ámbitos, como la separación de los padres, abandono familiar por parte de algu- no de los progenitores, duelo vivido por la muerte de una mascota, etc. Sobre todo, es muy importante que los docentes se sientan compren- sivos ante el dolor de los alumnos. Respetar su espacio y dejar que ellos sean quienes hablen cuando se sien- tan preparados, pero nunca agobiar- les. Eso sí, hacerles saber que los do- centes estamos ahí para cuando ellos quieran hablar y expresar su dolor. Una buena idea es que expresen su dolor y todo lo que sienten en una re- dacción. Es importante hacerles sa- ber que los adultos también sienten dolor cuando pierden un ser querido. Es algo natural sentir dolor, miedo, angustia, etc. Se trata de que viva su dolor de forma natural, de que viva el duelo, de que no se guarde nada. Es muy importante que no pierdan el contacto social con sus compañeros de aula o amigos. Eso ayudará a que se olviden del acontecimiento y retor- nen a la normalidad de forma paula- tina. No hay que olvidar de decirles que es bueno llorar. Forma parte del duelo, del dolor de sentir a una per- sona querida que se ha marchado. Ejercicio práctico: meditación en el aula A continuación presentamos una meditación basada en la propuesta de Calle (2010), que nos permitirá ver la transitoriedad que vivimos en este mundo, y que no poseemos nada en propiedad, sino que todo es prestado como instrumento para desarrollar esta vida que se nos ha dado. Para comenzar la meditación inicia- mos con el juego de la respiración. Exhalamos estrés y ansiedad, e in- halamos buena energía, paz y tran- quilidad. Así, numerosas veces. La respiración nos permitirá centrarnos en el ahora como bien enseñan los estoicos y vivir únicamente el mo- mento presente. ¿Qué permanece, qué no cambia, qué no varía? Véanse a ustedes. ¡Cuánto ha variado su cuerpo, cuánto va enve- jeciendo! No hay que dramatizar, pero nuestro cuerpo seguirá cambiando y seremos testigos de esa transforma- ción.La vida sigue su curso. Han pasa- do 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18 años. El cuerpo actual ya no es lo que era hace unos años. Ha crecido. Se ha desarro- llado. Han ido pasando los años. ¡Cuán- tas personas han muerto! Amigos de amigos, conocidos, amigos propios, familiares, vecinos, etc. De la misma forma que nuestros ancestros se mar- charon, nosotros también nos iremos un día, y seremos un recuerdo. La meditación puede continuar en el aula con música, con ejercicios de respiración profunda e incluso con estiramientos y pequeños ejercicios posturales. Todo ello con la idea de crear un ambiente tranquilo y dis- tendido que dé pie a los alumnos a considerar aspectos transcendenta- les de la existencia que luego poder trasladar a debates de aula. La consideración sobre lamuerte La muerte forma parte de la vida. Desde que nacemos, nacemos para morir. Nos encaminamos de forma inexorable hasta la desaparición de nuestro cuerpo mortal, pero no de nuestro verdadero ser, el cual conti- núa su vida más allá del tránsito. Bien es cierto que el ser humano es el úni- co ser vivo que tiene conciencia de su propia muerte, por eso dicen muchos filósofos, sobre todo los antiguos, que la filosofía es una preparación para la muerte. Ya San Ignacio de Loyola y Tomás Moro defendían que era bueno para hacerse una idea de la propia muerte hacer una compo- sición de lugar, es decir, imaginarse con los ojos de la mente, que esta- mos amortajados con un sudario y apreciar así nuestra finitud, para, de esta manera, apreciar más los dones que recibimos en esta vida y ser más agradecidos. Sin embargo, no todo el mundo vive

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