RDD-N24-Diciembre-2021

30 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 24 - DICIEMBRE 2021 entienden como una filosofía y final- mente como una pedagogía (Vélez, 2014). Estas últimas son las más recientes. Por lo tanto, podemos de- cir que, tras su puesta en marcha y comprobaciones, el ApS se trata de una metodología de corte activo. Puig (2009) nos habla del ApS como una metodología pedagógica inno- vadora , la cual es abierta y flexible , donde encontramos tanto el aprendi- zaje como el servicio a la comunidad. Anijovich y Mora (2009) plantearon que esta metodología se fundamen- taba en el concepto del que ya Dewey (1954) insistía. Éste hablaba de la necesidad de ayudar y favorecer la actividad del niño, hacerlo prota- gonista mediante la participación para el aprendizaje . Pues bien, el ApS si de algo puede presumir es de hacer protagonista al alumnado, ya que son ellos los que hacen “algo” y sin ello nada tendría sentido. Así, según Puig, Batlle, Bosch, y Pa- los (2007), podemos decir del Aps que es “una propuesta educativa que combina procesos de aprendizaje y de servicio a la comunidad en un único proyecto bien articulado en el que los participantes aprenden a la vez que trabajan en necesidades reales del entorno con la finalidad de mejorarlo” . El ApS desde el punto de vista educativo (Puig, 2009) supone un cambio en la visión cultural actual donde prevalece la defensa de lo individual frente a lo colectivo . Sin embargo, en la puesta en marcha de esta metodología lo que siempre vamos a tener presente es la ayuda mutua de todos los agentes que se encuentren implicados en el pro- yecto (Vélez, 2014). Durante este se van a desarrollar el pensamiento crítico, resolución de problemas, autoeficacia, autoestima, liderazgo, independencia, empatía, trabajo en equipo, valoración de las diferencias personales, valores, inclusión… en- tre otros que detalla Mendía (2012). Pero conviene, sin embargo, dete- nernos en que esta metodología se encuentra compuesta por dos pala- bras concretas y directas: aprendi- zaje y servicio. Aprendizaje y Servicio La denominación Aprendizaje y Servicio , como su nombre indica in- cluye dos conceptos. Estos, al unir- se, generan una realidad que no hace otra cosa sino aumentar el poder de cada una de ellas por separado. Esto lo podemos ver en aportacio- nes como las de Mendía (2012), en donde afirma que el aprendizaje mejora el servicio ya que lo que se aprende se transfiere en forma de acción, lo que permite que realmen- te nos aseguremos de que se ha aprendido. A su vez, permite prestar un servicio a la comunidad. El ser- vicio mejora el aprendizaje ya que le motiva, da sentido y experiencia. En el ApS se encuentran unidos tanto la intencionalidad pedagógica y me- todológica, como la solidariad, dando lugar a un proyecto educati- vo con utilidad . Se da lugar a un modelo educativo que va a potenciar actividades so- lidarias, atendiendo a la necesi- dad de la comunidad y mejorando la calidad del aprendizaje, forma- ción y participación. Batlle (2009) dice que el servicio, cuando hablamos de Aps, implica en llevarlo a cabo para la comunidad, para poder satisfacer una necesidad que ocurra en ese contexto concre- to, llevando a cabo la actuación por decisión propia, sin obtener ningún reconocimiento, tan solo el ampliar los conocimientos. Así, tanto el aprendizaje como el servicio deben ir unidos, implicando que lo que el alumno aprende tiene relación con el servicio que va a prestar, aplicando así sus conocimientos (Vélez, 2014). Ahora bien, podemos preguntarnos si en el currículo educativo actual se hace mención a la inclusión de todos los alumnos, ¿lo conseguire- mos con el ApS? Posibilidades inclusivas La UNESCO (1996) define la in- clusión del siguiente modo: “aquella que implica que todos los niños y ni- ñas de una determinada comunidad aprendan juntos independientemen- te de sus condiciones personales, sociales o culturales, incluso aque- llos que presentan discapacidad”. Teniendo presentes los términos de esta definición, podemos afirmar que se deberá contribuir al desarro- llo de todas aquellas personas pre- sentes en el aula, sean cuales sean sus características. Y esto precisa- mente podemos conseguirlo con la puesta en marcha del Aps, ya que como veremos posteriormente cada cual podrá aportar en la medida de sus posibilidades, potenciando su autoestima del mismo modo. Ello sin olvidar las características de la inclusión según Ainscow (2003), el cual señala que es un proceso que se centra en eliminar barreras y en su identificación, es asistencia, par- ticipación y rendimiento de todos los alumnos, poner atención especial en los grupos en peligro de ser margi- nados, excluidos o en riesgo de no alcanzar el rendimiento adecuado. Siguiendo a Echeita (2004), la inclu- sión tiene como finalidad el romper barreras de aprendizaje y participa- ción sociales, culturales, materiales, económicas, etc., las cuales pueden hacer más complejo el acceso al aprendizaje y participación. Igualmente, si lo relacionamos con lo que es el Aps, todos los alumnos del aula van a participar, rompiendo así pensamientos negativos que pu- diéramos tener acerca de cómo son determinados niños. Todos y cada uno de ellos, independientemen- te de sus características sociales, materiales o culturales se van a ver envueltos en el proceso de enseñan- za-aprendizaje sin distinción alguna entre otross alumnos. En definitiva, es importante destacar el hecho de que mediante el ApS se atiende a la diversidad, respetando las potencialidades y limitaciones de cada uno de los alumnos y viéndo- las como un aspecto positivo donde todos podemos realizar aportacio- nes valiosas (Mendía, 2012). Según

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