RDD-N28-Dicembre-2022

30 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 28 - DICIEMBRE 2022 para poder atender a su alumnado si queremos partir de una inclusión educativa real. Con el transcurso de los años, se está percibiendo en las aulas un aumento de los casos de trastornos del desarrollo, siendo fundamental un diagnóstico clínico que se comparta con el ámbito escolar para realizar un abordaje lo más completo y preciso posible. Es entonces cuando surgen los términos detección precoz y atención temprana en el colegio para realizar una intervención anticipada, coordinada e interdisciplinar, teniendo muy presente el neurodesarrollo de los escolares. Por ello es irremplazable el punto de vista del maestro de audición y lenguaje junto al resto del equipo y su comunicación fluida con agentes sanitarios externos al centro porque las múltiples miradas, significaciones y expresiones que surgen del entrecruzamiento entre las distintas profesiones que intervienen en la educación son necesarias para el desarrollo del niño (Untoiglich, 2013). Debemos comprender que para que una intervención pedagógica en el área de la comunicación y del lenguaje sea fructífera, necesitamos de la participación de distintos profesionales para que se aúnan diferentes puntos de vista que permiten engrandecer la actuación educativa. Dentro del grupo de referencia, puede que la dificultad más fácil de reconocer en un alumno sea relacionada con el lenguaje, pero en pocas ocasiones está aislada. Normalmente cuando hay un trastorno del habla suele ir acompañado de otros problemas asociados y si por lo tanto sólo se trata desde la esfera de la logopedia, el abordaje del déficit será escaso e insuficiente. En el centro educativo el alumno pasa de media unas 800 horas anuales y si su trastorno o dificultad comunicativa se acota desde una sola disciplina como es la médica, no se tendrá en cuenta un contexto tan extenso como es el escolar, ni las observaciones ni evidencias de sus docentes y familiares. Por consiguiente, el trabajo de los especialistas de audición y lenguaje es esencial para que los distintos espacios de actuación estén en contacto directo y siempre yendo en la misma línea de acción, generalizando todos los contextos. No se puede concebir abordar una dificultad del habla, como otra cualquiera, de manera solitaria y con unos parámetros educativos exclusivos. Así pues, es primordial que los maestros de audición y lenguaje tengan no solo una formación continua y actualizada en las deficiencias que puedan presentar sus alumnos, también conocimiento de los informes y diagnósticos clínicos que reciben desde el departamento o equipo de orientación y que serán compartidos con ellos para interpretar los síntomas y déficits que presenta el niño así como mantener una comunicación fluida con todos los profesionales para garantizar la armonía de la intervención. El rol del maestro de audición y lenguaje: Durante la década de los noventa, los maestros de audición y lenguaje comienzan a intervenir en el aula de forma específica dando apoyo a la evaluación del desarrollo lingüístico y potenciando el proceso comunicativo, cognitivo y socio personal del alumnado (Luque de la Rosa, 2012). El ojo del maestro se está agudizando y se comprueban conductas o acciones de los niños que en otro momento podían pasar más desapercibidas pero que gracias a la formación, al conocimiento y al interés por seguir creciendo como profesionales, hemos alcanzado mayor sensibilidad ante la realidad que presentan los escolares. La tendencia hoy en día es encontrarnos una diversidad cada vez más amplia y compleja que necesita ser atendida desde la normalización y colaboración de distintos profesionales. La figura del maestro de audición y lenguaje junto a otros especialistas como el maestro de pedagogía terapéutica, se encuentra en búsqueda constante de qué metodologías, prácticas didácticas se pueden llevar a cabo para realizar los ejercicios inclusivos pertinentes y a la vez poder ser ese agente de detección precoz en los escolares que salen de la curva del desarrollo normal, para poder recopilar la información necesaria y poner énfasis en las necesidades comunicativas y lingüísticas de los menores. Figura 1. Intervenciones del maestro de AL

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