RDD-N30-Junio-2023

15 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 30 - JUNIO 2023 su entorno es el de asociar la superdotación al alto rendimiento académico. Un alumno puede presentar altas capacidades intelectuales y no alcanzar un rendimiento escolar óptimo por múltiples razones, como por ejemplo, la falta de interés por parte del niño ante un tipo de clase muy instructiva o la ausencia de comprensión por parte del docente en las necesidades del infante. Una explosión emocional Es muy habitual que los niños y jóvenes de altas capacidades tengan un elevado sentido de la justicia, presenten una fuerte intensidad a la hora de expresar sus emociones y muestren gran empatía hacia los sentimientos de los demás. Las preguntas de tipo transcendental en una edad cronológica que, en principio, no corresponde, también puede ser un rasgo muy identificativo, así como la curiosidad y la sensibilidad que los lleva a cuestionarse sobre temas como, por ejemplo, la muerte aunque no hayan vivido una experiencia próxima a ella. En definitiva, la intensidad emocional es una particularidad muy notoria de forma general en estos niños. Es tarea de docentes y familiares trabajan cooperativamente y minimizar los sesgos y prejuicios, transmitiendo siempre formación e información positiva y real al entorno que rodea al alumno. El problema de los estereotipos y lo que de ellos se deriva se observa en las tres áreas sobre las que influyen: en la autoestima, en la aceptación social y en el ambiente familiar. La baja tolerancia a la frustración, el perfeccionismo y la autocrítica pueden alterar negativamente el campo socioafectivo del alumnado con altas capacidades, lo que puede desencadenar una percepción errónea de sus propias capacidades y talentos, reflejándose en competitividad y autoexigencia dentro y fuera de lo curricular. Por ello es vital que los niños detectados por altas capacidades conozcan su condición y, a su vez, se les dé respuesta a las diferencias que pueden intuir, enseñándoles a comunicarlo de la manera más adecuada, ya que ni es un hándicap ni tampoco un término de superioridad. Las altas capacidades se deben entender desde un enfoque de capacidad y de responsabilidad. La importancia de una visión educativa y orientativa cooperativa Los estereotipos y prejuicios sobre las altas capacidades se han extendido por toda la sociedad como la pólvora y, trágicamente, algunos escolares presentan un diagnóstico inadecuado por no cumplir con ciertos rasgos y peculiaridades de manual. Esto conlleva una confusión en el propio alumno, la familia y la escuela que no visualiza las necesidades reales del niño y no puede aportar una respuesta pedagógica fiel a su condición y capacidades. Los docentes y orientadores, cuando comprueban desde sus anotaciones y observaciones que algo se sale de la normalidad, tienden a creer que la diferencia puede implicar un déficit. Pero, mediante formación y sensibilización, se puede llegar a contribuir enormemente en el desarrollo funcional e integral de los niños, conociendo cada caso en particular sin llegar a realizar diagnósticos rápidos y erróneos. Es imprescindible que el maestro y el resto de miembros de la comunidad educativa no caigan en las falsas creencias que rodean al alumnado con altas capacidades y se individualice el proceso de aprendizaje para detectar, de forma temprana, cualquier necesidad que conlleve una respuesta pedagógica inmediata. Como subraya Pintado (2005), en los escolares con altas capacidades intelectuales se puede apreciar un rendimiento desigual en distintas materias. Ello dependerá según dos aspectos principales: Fig.1. Mitos que rodean a los alumnos con altas capacidades intelectuales

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