14 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Explorando la motivación de los discentes con el uso del Modelo Comprensivo y de Educación Deportiva Cárceles, Práxedes, y DeL Villar, 2017; Merchán et al., 2022; Puente-Maxera, Méndez-Giménez, Martínez de Ojeda, y Liarte Belmonte, 2018), no ocurre los mismo en los estudios que usaron el modelo comprensivo, dónde los resultados son heterogéneos. Mientras dos estudios encuentran una mejora significativa de la competencia percibida por los estudiantes (Diloy-Peña et al., 2022; Merchán et al., 2022), en el estudio de García-Ceberino et al., (2022) no se encontraron diferencias significativas en esta variable. Además, es importante señalar que, en el estudio conducido por Merchán et al., (2022) el modelo comprensivo se combinó con el modelo de educación deportiva. Resultados similares son observados al analizar otra de las necesidades psicológicas básicas, la autonomía, dónde la mayor parte de los estudios que observaron una mejora de esta necesidad psicológica emplearon el MED como modelo de enseñanza (Antón-Candanedo y Fernández-Río, 2017; Burgueño et al., 2018; Gil-Arias et al., 2017). En cambio, en la mayoría de estudios que usaron el modelo comprensivo no se observó una mejora en esta variable (García-Ceberino, Feu, Gamero, y Ibáñez, 2022; Merchán et al., 2022). Solamente en el estudio conducido por Gil-Arias et al., (2017) se observó una mejora en la autonomía. No obstante, es importante destacar que en este último estudio se realizó una hibridación del modelo comprensivo y del MED Por lo tanto, tal y como ocurre en el estudio de Merchán et al., (2022) dónde hubo una mejora de la competencia tras combinarse ambos modelos, podríamos cuestionarnos si estas mejoras en la competencia y autonomía son resultado de un modelo en particular, del otro o de la combinación de ambos. Para terminar con las necesidades psicológicas básicas, la necesidad de relacionarse con los demás, los resultados son coincidentes entre aquellos estudios que usan el modelo comprensivo y el MED, ya que en la mayoría de ellos, se observa una mejora de esta variable (Burgueño et al., 2018; Diloy-Peña et al., 2022; Javier Fernández-Río et al., 2017; Merchán et al., 2022) Aunque los resultados obtenidos parecen confirmar que el uso de estos dos modelos ha mejorado el clima motivacional, es importante considerar ciertos aspectos. Por ejemplo, no puede haber un único modelo de enseñanza válido para todos los entornos educativos (Pérez- Pueyo, Hortigüela Alcalá, y Fernández-Río, 2020). De hecho, Haerens et al., (2011) plantean la necesidad de utilizar varios modelos o incluso, hibridar, es decir, usar elementos significativos de varios modelos de forma conjunta (Fernandez-Rio, Calderon, Hortiguela, Perez-Pueyo, y Aznar, 2016). No obstante, lo que si parece evidente, siguiendo la literatura científica, es que aquellos modelos centrados en el juego permiten un contexto de aprendizaje más enriquecedor y una actitud más proclive hacia la práctica deportiva (Sánchez Sánchez, Yagüe Cabezón, y Molinero González, 2012). Nº 38 - SEPTIEMBRE 2025
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