RDD-N38-Septiembre-2025

22 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 adquirían hábitos de disciplina y aprendían a gestionar su tiempo de manera eficiente. Esta visión se fortaleció con el auge del modelo industrial de educación, en el que la formación académica se orientaba a la preparación de ciudadanos productivos y funcionales dentro de una sociedad que demandaba orden, disciplina y esfuerzo. Los defensores de los deberes sostienen que estos representan una extensión natural del aprendizaje en el aula, permitiendo a los alumnos practicar y consolidar lo que han aprendido durante la jornada escolar. También argumentan que los deberes fomentan la autonomía, la responsabilidad y la capacidad de resolver problemas sin la supervisión directa de un maestro. En el ámbito familiar, se considera que las tareas pueden fortalecer la relación entre padres e hijos, ya que muchos padres participan activamente en la educación de sus hijos a través del apoyo en las tareas escolares. Desde esta perspectiva, los deberes no solo cumplen un propósito académico, sino que también contribuyen a la formación de valores esenciales para el desarrollo personal y social del estudiante. Sin embargo, la creciente carga de tareas en algunos sistemas educativos ha suscitado un intenso debate sobre los límites y las consecuencias de esta práctica. En la actualidad, numerosos estudios han cuestionado la relación entre los deberes y el rendimiento académico, especialmente en la educación primaria. Investigaciones han demostrado que una cantidad excesiva de tareas puede ser contraproducente, generando estrés, ansiedad y desmotivación en los alumnos. Además, se ha señalado que el impacto de los deberes varía significativamente según la edad de los estudiantes, el tipo de tarea asignada y el contexto socioeconómico en el que se desarrolla el aprendizaje. Desde una perspectiva psicológica, la sobrecarga de deberes puede generar efectos negativos en el bienestar emocional de los niños y adolescentes. La presión por cumplir con las tareas puede provocar ansiedad y frustración, especialmente cuando los estudiantes enfrentan dificultades para comprender los contenidos o cuando no disponen del apoyo adecuado en casa. Asimismo, el tiempo dedicado a los deberes puede reducir significativamente el tiempo disponible para otras actividades fundamentales en el desarrollo infantil, como el juego, la interacción social, la actividad física y el descanso. Varios expertos han advertido que un desequilibrio entre la vida escolar y la vida personal de los niños puede afectar negativamente su desarrollo integral y su salud mental. Además, la efectividad de los deberes no es uniforme en todos los contextos educativos. En países con sistemas educativos altamente desarrollados, como Finlandia, la carga de tareas escolares es mínima o inexistente y, sin embargo, los estudiantes logran un alto desempeño académico. En contraste, en países donde los deberes son una parte central del currículo escolar, los resultados académicos no siempre reflejan una mejora significativa. Este contraste ha llevado a muchos pedagogos a cuestionar si los deberes Los deberes y tareas para casa “ “El concepto de tareas escolares tiene sus orígenes en la pedagogía tradicional, que privilegia la memorización, la repetición y la práctica constante como mecanismos de aprendizaje Nº 38 - SEPTIEMBRE 2025

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