RDD-N38-Septiembre-2025

24 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Los deberes y tareas para casa Por otro lado, algunos estudios han señalado que el tiempo dedicado a los deberes podría tener una correlación más fuerte con el nivel socioeconómico de las familias que con el propio rendimiento académico. En otras palabras, los estudiantes con más recursos y apoyo en casa tienden a sacar mayor provecho de los deberes, mientras que aquellos en situaciones más vulnerables pueden encontrar en ellos una fuente adicional de estrés y desigualdad. En general, podemos decir que no hay una única respuesta válida para todos los contextos educativos. Mientras que en algunos casos los deberes pueden ser una herramienta útil para reforzar el aprendizaje, en otros pueden resultar ineficaces o incluso perjudiciales si no se gestionan adecuadamente. La clave para un uso efectivo de los deberes radica en equilibrar su cantidad, adaptarlos a la edad y necesidades de los estudiantes y enfocarlos en tareas de calidad que promuevan el pensamiento crítico y la autonomía. En lugar de imponer grandes volúmenes de tareas repetitivas, los docentes pueden explorar metodologías alternativas que permitan consolidar el aprendizaje. Los beneficios no académicos de los deberes Las pruebas disponibles no apoyan las justificaciones académicas ni las no académicas. Pese a ello, los deberes tienen una presencia casi universal y raramente son cuestionados; incluso algunas personas insisten en que los niños deberían tener todavía más deberes. Cuando la investigación demuestra que los deberes no proporcionan un mejor aprendizaje, los expertos y demás miembros de la comunidad educativa pasan a defenderlos por otras razones, tales como la creación de hábitos de estudio, fomento de la responsabilidad, la autodisciplina, la autonomía y la mejora de la comunicación entre casa y escuela, entre otras (Kohn, 2006). Kohn (2006) analiza algunos de los supuestos beneficios no académicos defendidos por muchos: • Crear hábitos de estudio: Sería preocupante pensar que la constancia, la capacidad de organización o cualquier otra habilidad englobada por los hábitos de estudio no se pueda desarrollar durante las seis o siete horas diarias de los cinco días a la semana que los niños pasan en la escuela. Es curioso que los deberes sean la herramienta más importante o la mejor para apoyar cualquiera de estas cualidades. En caso de serlo, deberíamos plantearnos la posibilidad de estar haciendo algo mal. • Mejorar la autonomía: Una evidencia derivada de la literatura es que tanto a los niños como a los adultos les va mejor en casi todos los aspectos cuando controlan los acontecimientos, cuando son capaces y libres de decidir por sí mismos; es decir, cuando se sienten “directores” y no “marionetas” de sus propias vidas. Sin embargo, poca autonomía se les deja a los alumnos cuando los deberes vienen totalmente impuestos desde arriba y las consecuencias de no realizarlos no son nada agradables. • Fomentar la responsabilidad: Mandar deberes todas las tardes a los alumnos consigue que los niños aprendan la obediencia ciega, no el valor de la responsabilidad. Nº 38 - SEPTIEMBRE 2025

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