27 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Los deberes y tareas para casa Sin embargo, es más fácil que los alumnos practiquen una habilidad que cambiar lo que piensan sobre lo que están aprendiendo u ofrecer “experiencias” al estudiante para que adquiera una comprensión significativa y real de aquello que queremos que aprenda; es decir, es más fácil señalarles el camino y cómo se debe recorrer, aunque no entiendan cómo lo han hecho, que guiarles para que lo descubran por sí mismos. Además de estas tres grandes razones, Kohn (2006) también habla sobre una idea bien afianzada desde prácticamente siempre, que ayuda a que los supuestos beneficios de los deberes continúen siendo una convicción bastante fuerte. Dicha idea es “más duro equivale a mejor” o “que más exigente equivale a una mejor calidad educativa”. Esta creencia errónea ha sido provocada, en parte, por unas reformas educativas siempre hechas desde arriba y centradas principalmente en hacer que los estudiantes rindan y se esfuercen más con el fin de “subir el listón” de un sistema educativo que tiene muchos fallos importantes que resolver, pero que siempre ha sido excesivamente desprestigiado por algunos, seguramente en pos de intereses políticos y/o económicos, no educativos. La principal consecuencia de esta subida de estándares de exigencia es el carácter propedéutico que termina adquiriendo el sistema educativo en general y algunas etapas y cursos académicos en particular, centrándose en lograr que los alumnos superen unos exámenes cuya finalidad es la de comprobar que se han alcanzado los estándares de exigencia, sin importarles que todo aquello que se ha “desembuchado” en el examen se vaya a olvidar en pocos días, y obviando, por tanto, que la verdadera tarea de la educación es educativa. Por lo tanto, y llegados a este punto, vemos que, según los estudios, los deberes, entendidos como los que actualmente son prescritos por los centros educativos, carecen de beneficios académicos y están lejos de motivar al alumno, hacerle una persona más responsable, autónoma, con mejores hábitos de estudio o más motivada, y son totalmente contraproducentes en lo que a adquirir una comprensión y asimilación real del aprendizaje se refiere. ¿Qué caminos nos quedan entonces? Ya que los deberes son un reflejo más de nuestro sistema de enseñanza, puede que una de las soluciones sea repensar y cambiar todo el sistema educativo con el fin de crear un sistema de enseñanza-aprendizaje que realmente logre transmitir al alumnado una serie no solo de conocimientos, sino de valores, habilidades y actitudes mediante los cuales sean capaces de construir su propio aprendizaje, de manejarse de forma adecuada en la sociedad del siglo XXI y saber aplicar lo aprendido en la escuela a la vida real; es decir, adaptar la escuela a las necesidades de hoy en día con métodos de hoy en día. Puede que este gran cambio suene utópico e imposible, y ciertamente un cambio de esta magnitud y complejidad es tremendamente laborioso (requiere tiempo, dedicación, recursos económicos, humanos y materiales, expertos en educación altamente cualificados, por no hablar de un alto nivel de compromiso por parte de todos los miembros de Nº 38 - SEPTIEMBRE 2025
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