RDD-N38-Septiembre-2025

66 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 se encuentra concienciada sobre la necesidad de atender a la diversidad personalizando los procesos de enseñanza. Sin embargo, todavía es preciso seguir insistiendo en la formación permanente en torno a la atención a la diversidad (García y Garrote, 2021). Por ello, todavía queda un largo camino por recorrer para poder afirmar con rotundidad que los docentes cuentan con la formación y las herramientas necesarias para poder cumplir con uno de los principios pedagógicos que establece la Ley Orgánica 3/2020 de 29 de diciembre por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006 de 3 de mayo de Educación, en los que se expresa que en esta etapa se pondrá especial énfasis en garantizar la inclusión educativa, en la atención personalizada al alumnado y a sus necesidades de aprendizaje, participación y convivencia. Las metodologías activas han supuesto un avance importante dentro de la educación inclusiva. En este sentido, muchos autores han indagado sobre esta línea de investigación y la importancia de alcanzar el horizonte de una educación integral para cualquier estudiante. Así, se encuentran autores como Montaner (2022), que analizó la relación de las metodologías activas con la educación inclusiva, encontrando cierta correlación entre ambas siempre y cuando se tengan en cuenta algunos aspectos como la comunicación, la planificación o el trabajo cooperativo entre otros, es decir, no por el simple hecho de utilizar una metodología activa se estará incentivando la inclusión, sino que se tendrán que tener en cuenta una serie de aspectos para garantizarla (aprendizaje competencial, presencia emocional y/o afectiva dentro del aula, identidad grupal, etc). En la actualidad, se cuenta con un amplio abanico de posibilidades que permiten abordar los procesos de enseñanza desde la participación activa del alumnado. No obstante, en el presente estudio se pone el foco en el Aprendizaje Basado en el Juego (en adelante ABJ). Esta consiste en una metodología activa que pretende enseñar a los estudiantes una serie de conocimientos, habilidades y aptitudes de una forma lúdica y motivadora con el fin de lograr los objetivos de aprendizaje establecidos inicialmente (Solas-Martínez, 2023). Se hace necesario destacar en este punto, que el juego está presente desde la infancia, y es a través del mismo, y de la experimentación como los niños van obteniendo información del medio y, por consiguiente, van aprendiendo, de tal forma que podemos decir que el juego es algo innato. Por lo tanto, si se parte de esta premisa, parece lógico pensar que, usar el juego como una herramienta didáctica dentro del aula nos puede reportar múltiples beneficios tanto a nivel de aprendizaje como en términos de inclusión educativa, ya que a través del juego se llegará a todos los niños y niñas. Desde esta perspectiva, se puede considerar el juego como un valioso recurso que, aplicado de forma adecuada dentro del aula, puede favorecer un clima de afecto, seguridad e inclusión educativa, que repercuta directamente en unos buenos resultados en el proceso de aprendizaje de todo el alumnado. De hecho, diversas investigaciones han mostrado resultados significativos en los resultados académicos cuando se emplea Educación inclusiva y aprendizaje basado en el juego “ “Las metodologías activas han supuesto un avance importante dentro de la educación inclusiva. Nº 38 - SEPTIEMBRE 2025

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