RDD-N28-Dicembre-2022

19 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 28 - DICIEMBRE 2022 Perfil del acosador El término acosador hace referencia a la persona que ejerce el bullying. Al igual que en el caso de las víctimas, no existe un perfil único, pero sí un conjunto de rasgos generales que caracterizan a los agresores. Abril (2010) señala como indicadores la personalidad dominante e impulsiva, con baja tolerancia a la frustración; la actitud positiva hacia la violencia y la dificultad para cumplir con las normas y límites; así como la falta de sensibilidad ante el dolor ajeno. Olweus (2006) coincide con Cerezo (2001) en que los agresores son mayoritariamente varones. Además, Cerezo (2001) indica que suele tratarse de personas con alta autoestima, que se consideran sinceras y líderes. Por último, Gómez (2015) va más allá y define dos tipos de agresores: el agresor violento y autosuficiente cuyo objetivo es ganar status, y el agresor inteligente, con habilidades sociales, que utiliza para manipular al resto de compañeros/as y que estos sigan sus órdenes. Perfil de los observadores Siguiendo a Abril (2010), los observadores o espectadores pueden ser de distintos tipos: aquellos que no juegan un papel activo en el acoso pero que lo apoyan con determinadas conductas como las risas; observadores pasivos, que no apoyan abiertamente el bullying pero disfrutan de él; observadores neutrales, que ni participan en el acoso ni sienten responsabilidad ante esa situación y observadores-defensores, que desaprueban el acoso y tratan de ayudar a las víctimas, pero no denuncian la agresión. Por su parte, Avilés (2012), citado en Carozzo (2015), distingue entre espectadores indiferentes, que consideran que el acoso no es asunto suyo; espectadores con miedo a convertirse en víctimas y espectadores que consideran que las víctimas merecen serlo por no tener capacidad de defensa ante su acosador o acosadores. En cualquier caso, sea cual sea el papel de los observadores, la falta de intervención en el conflicto tiene consecuencias muy negativas para la víctima, que se siente aislada, sin apoyos y, por lo tanto, completamente desprotegida (Carozzo, 2015). El alcance del bullying homofóbico en el contexto educativo en nuestro país Actualmente tenemos la percepción de que existe un rechazo generalizado por parte de la mayoría de la sociedad hacia la homofobia. Sin embargo, en los últimos años, son frecuentes las ocasiones en que los medios de comunicación se hacen eco sobre agresiones hacia personas del colectivo LGTBI. En este sentido, son diversas las investigaciones que ponen de manifiesto que aún queda mucho camino por recorrer en materia de igualdad en lo relativo a la diversidad sexual y de género. En España, los datos aportados en el informe titulado Homofobia en las aulas 2015. ¿Educamos en la diversidad afectivo-sexual? (COGAM, 2016) son concluyentes. Entre los más destacados están los siguientes: - - El 5% de los estudiantes LGTBI declara haber sufrido agresiones físicas basadas en su orientación afectivo-sexual. - - El 17% del alumnado LGTBI sufre agresiones verbales en su centro educativo. - - Un tercio del alumnado bisexual declara haber padecido agresiones verbales. - - El 50% del alumnado trans encuestado manifiesta que sus compañeros y compañeras tratan peor a las personas LGTBI, frente a un 25% que opina que no hay diferencia de trato. - - Más del 60% de las víctimas consideradas en este estudio indica que sus profesores/as no actúan lo suficiente ante las agresiones LGBT-fóbicas. Así mismo, el informe Cyberbullying LGBT-fóbico. Nuevas formas de intolerancia (COGAM, 2016), pone de manifiesto que el 15% del alumnado español LGTBI padece ciberacoso en base a su orientación afectivo-sexual. En esta misma línea, un estudio realizado en la Unión Europea en 2013 por la European Union Agency For Fundamental Rights (FRA), ha mostrado numerosas evidencias de la discriminación, el acoso y la violencia que todavía sufren en diferentes ámbitos de la vida estas personas. En lo referente al contexto escolar, más del 80% del total de los encuestados en el estudio afirmaron haber escuchado o visto conductas o comentarios negativos hacia compañeros/as que eran percibidos como LGTBI durante su escolarización antes de los 18 años. En lo que respecta a España, este porcentaje asciende al 91%. De este modo, se pone de manifiesto que la homofobia sigue siendo una constante en el sistema educativo de nuestro país. Consecuencias del bullying homofóbico en el alumnado LGTBI Los estudios realizados sobre las consecuencias que el bullying homófobico provoca en la vida del alumnado LGTBI muestran que éste tiene un gran impacto tanto en la salud mental de este colectivo como a nivel educativo. En numerosas ocasiones, el alumnado que sufre la violencia homofóbica no cuenta con el apoyo del profesorado, de sus compañeros/as ni de sus familias, de forma que incluso a veces las propias víctimas acaban normalizando los ataques homófobos que están padeciendo. Para la UNESCO (2013), existe una clara relación entre el bullying homofóbico y la depresión, la ansiedad, las conductas adictivas, la pérdida de confianza en uno mismo y los pensamientos relacionados con la autole-

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