RDD-N31-Septiembre-2023

7 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 31 - SEPTIEMBRE 2023 • El estudiante ¨se hunde¨: Baja autoestima: ¨No sirvo para nada¨ • El estudiante ¨se defiende¨: Conducta desafiante, agresiva: ¨La escuela no sirve para nada¨ Ambas posturas indican una mala regulación del estado de ánimo y emociones. Un mismo estudiante puede reaccionar de distintas formas ante una emoción y, de hecho, el mismo estímulo puede provocar reacciones distintas en la misma persona dependiendo de otros factores. Por ejemplo, obtener un 5 como calificación final se puede considerar algo positivo o negativo dependiendo de diversos factores. Si se trata de una asignatura muy difícil, el estudiante estará orgulloso de haberla superado. Pero si se trata de un estudiante que suele obtener sobresalientes, se sentirá frustrado. Teniendo en cuenta a Guillén (2017), se entiende que la emoción es uno de los medios de comunicación más poderosos que existen. Las emociones encienden y mantienen la curiosidad y atención, y ayudan a que se generen ganas por descubrir todo lo que es nuevo, ya sea en la vida o a través de un nuevo aprendizaje en el aula. Las emociones son el inicio del proceso de aprendizaje. Se puede decir que es la primera etiqueta que se pone a lo nuevo que se va a aprender y, con este etiquetado, se realiza la primera asociación entre emoción y conocimiento que, más tarde, facilitará su evocación. La intensidad de la emoción depende de la importancia que la persona de a la situación en la que está y en cómo piensa que le va a afectar la información que recibe (Ibarrola , 2014). Para que se dé el aprendizaje, el primer paso es suscitar en el estudiante la curiosidad, es necesario que el que enseña “diga algo” al que aprende. Aquello que es diferente, que destaca en el entorno, que difiere de la monotonía suscita dicha curiosidad y es lo que despierta la emoción. No se puede enseñar nada al estudiante si no se enciende en él previamente la curiosidad. Satisfacer esta curiosidad, mediante el aprendizaje, produce placer y comparte los mismos circuitos cerebrales que el placer biológico. Todos los docentes, y da igual el nivel educativo, buscan encontrar la fórmula perfecta para llegar a encender la curiosidad de los estudiantes en las aulas. En los primeros años de desarrollo del niño, se aprende a través del juego, y en etapas posteriores, igualmente todo aquello que provoca ganas de jugar despierta emoción. Sea como sea, la curiosidad hace reaccionar de forma positiva, provocando ganas de experimentar, ganas de conocer más acerca de lo que se está descubriendo, de buscar nuevas experiencias. Estrategias para activar la curiosidad en el aula Mora (2013) propone algunas estrategias que ayudan a activar la curiosidad en el aula. Pueden ser aplicadas con matices diferentes según nivel educativo y adaptadas al grupo que se tenga delante. Entre ellas destaca: • Comenzar la clase con algo provocador: frase, dibujo, pensamiento, o incluso que resulte extraño. • Presentar un problema cotidiano al principio para despertar al estudiante. • Crear una atmósfera para el diálogo por parte de los estudiantes, que sientan que se les valora y se animen a realizar preguntas, sin ser nunca cuestionados. • Dar tiempo para que alguno de ellos desarrolle algún argumento y se vea así motivado para encontrar solución al problema planteado ante los demás. • Incentivar a que el estudiante plantee problemas de forma espontánea. • Introducir elementos durante la clase que impliquen incongruencia, contradicción, novedad, sorpresa, complejidad, desconcierto, incertidumbre, etc. • Intentar que nada provoque la ansiedad en los estudiantes, que les lleve a un bloqueo. • Reforzar el mérito y el reconocimiento ante una buena pregunta o resolución. • Modular, pero no dirigir la búsqueda de respuestas y menos proporcionar la resolución del problema. • Muchos docentes se sirven además del humor como ingrediente fundamental en su día a día en el aula, logrando romper la monotonía y acercarse al estudiante. Propuesta didáctica basada en los principios de la Neurodidáctica La Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo de educación, en su artículo catorcenos dice que se debe realizar un cambio educativo, donde se ponga en práctica metodologías activas y se fomente un uso adecuado de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Por ello, teniendo en cuenta lo investigado, se plantea la siguiente propuesta para llevarlo a cabo en un aula de Educación Infantil. La actividad planteada para trabajar la Neurodidáctica consiste en un tipo de metodología activa, fundamentada en el aprendizaje basado en proyectos, donde el alumno es el protagonista del proceso de aprendizaje. Con el aprendizaje basado en proyectos se pretende que el alumno investigue y aprenda a partir de sus experiencias, extrayendo datos y sacando conclusiones. Las tareas que se planifican implican el desarrollo de competencias que dan lugar a un aprendizaje significativo. El aprendizaje se produce cuando el que aprende establece relaciones entre lo que ya sabe y la nueva información o la nueva experiencia.

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