RDD-N33-Marzo-2024

50 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 33 - MARZO 2024 la red, pero no todos son capaces de validar la información obtenida. Los estudios realizados a la población española demuestran que los jóvenes son menos vulnerables a las noticias falsas, pero tres de cada cuatro no saben distinguir entre una fake new y una noticia veraz. En este sentido, en cuanto a los niños de Educación Primaria, el 90% de 10 a 12 años afirma utilizar el ordenador e Internet. También, podemos comprobar que el uso de herramientas tecnológicas, y sobre todo del teléfono móvil, aumenta a medida que aumenta su uso, por lo que los adolescentes de 16 años pasan casi un 50%más de tiempo en el móvil que los de 10 años (Instituto Nacional de Estadística, 2021). Por último, hay que destacar que son muchos los jóvenes que manifiestan haber visto en las redes sociales mensajes de odio e imágenes violentas contra diferentes grupos de personas. En ese momento cobra protagonismo la educación integral, cuyo objetivo es cuestionar, valorar y filtrar la información que nos rodea en la actualidad, teniendo como base la capacidad crítica. Asimismo, la comunidad educativa debe fomentar la responsabilidad del alumnado tanto en su vida cotidiana como en las redes sociales. Para ello, el alumnado debe mantener una actitud crítica ante la información digital y, en caso de identificar información falsa, publicaciones y mensajes de odio, adoptar una actitud democrática y denunciar los hechos. Además, los alumnos deben tener claro el papel que deben asumir en las redes y que su libertad termina cuando empieza la de un tercero. La escuela y la sociedad de la información Para poder ofrecer una educación integral y significativa y estimular los criterios anteriores en el alumnado, es imprescindible desarrollar la competencia en comunicación lingüística a la que se refiere la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de educación (LOMLOE). En realidad, aunque esta competencia determina la comunicación oral, escrita y no verbal, determina una serie de criterios para que el uso responsable de las herramientas digitales del alumnado. Entre estos criterios se encuentra el uso por parte del alumno de diferentes estrategias de búsqueda de información y navegación por Internet. Por otro lado, el alumno debe mantener una actitud crítica y reflexiva para comprender los riesgos y amenazas en la red y, en caso de que vea mensajes o publicaciones que provoquen información falsa o inciten al odio, mantener una actitud crítica y democrática para acabar con ellos. Por otro lado, la competencia de aprender a aprender y a pensar define que el alumnado debe desarrollar procesos de búsqueda, selección, registro y evaluación de información de diferentes fuentes. Partiendo de las competencias que propone la LOMLOE, para trabajar en el tratamiento de la información a la que puede acceder el alumnado de Educación Primaria se puede orientar el proceso educativo de diferentes maneras. En cuanto a los mensajes de odio contra los diferentes grupos sociales, los medios de comunicación se han convertido en potentes medios para difundir el discurso del odio a las corrientes de pensamiento que proponen manipular la opinión o imponerla mediante la mentira, la descalificación o los insultos. Como se ha visto en los resultados de las primeras encuestas, la mayoría de adolescentes y niños utilizan a diario herramientas tecnológicas, lo que hace que este fenómeno de noticias falsas se extienda más en los alumnos. Aunque muchas veces resulta imposible que el alumnado no llegue a documentos que fomenten el odio hacia los diferentes colectivos, el profesorado puede proponer diferentes actividades para fomentar una actitud crítica, de empatía y de respeto hacia los demás. Para ello es necesario abordar en el aula los problemas de exclusión social y rechazo (machismo, homofobia y racismo, por ejemplo) a través de situaciones cercanas al contexto cotidiano del alumnado. Así, a través de las vivencias y situaciones del alumnado podemos combatir los estereotipos, prejuicios y comportamientos que discriminan a las personas (Canals, 2017). Asimismo, mientras se trabajan las capacidades anteriores, es imprescindible trabajar de forma paralela en la racionalidad y el conocimiento. Para ello, el alumnado debe aprender un conocimiento contrastado y documentado para saber cómo se ha construido el discurso de odio y cómo ha manipulado la realidad. Para ello es imprescindible analizar crítica y profundamente el relato del odio y la ideología que hay detrás de él, así como identificar las impresiones que nos provocan estos mensajes. El tratamiento de este tipo de relatos en el aula permite que los alumnos se conviertan en figuras activas que no contribuyen a la difusión de los discursos de odio en el entorno digital, sino que los analizan de forma crítica y configuran relatos contradictorios documentados (Sabater et al, 2020). La importancia de la competencia digital del alumnado Para trabajar en clase sobre las fake news es imprescindible que los alumnos tengan una base de conocimiento sobre las tecnologías que les permita aprender qué son estas noticias falsas y cómo se difunden. El uso de Internet bombardea a sus usuarios con infinidad de enlaces, páginas e información relacionada con nuestras búsquedas anteriores, el primer criterio necesario para trabajar en noticias falsas es tratar y filtrar información en internet. Para ello, la competencia digital se convierte en fundamental, ya que deben aprender a comprender de forma eficaz la información que leen en Internet. En realidad, el alumnado debe diferenciar las fuentes de información sobre la información que encuentra en Internet y clasificarlas por orden de importancia para que tengan presente el objetivo de la búsqueda y puedan elegir información de calidad (Cuenca et al. 2018). Establecidos los pasos anteriores, a la hora de trabajar con estas noticias en las aulas es de gran ayuda centrarse en el contexto más cercano al alumno para fomentar la participación y el conocimiento sobre el tema. Por tanto, tal y como explica Nieto (2019),

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