RDD-N30-Junio-2023

34 ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016 Nº 30 - JUNIO 2023 adultos y molestar a los compañeros. La mayoría de niños con TDAH presentan también este trastorno (De la Peña y Palacios, 2011). El TDAH es uno de los trastornos psiquiátricos más frecuentes en los niños. Actualmente un 5% de la población juvenil lo padece, lo que se traduce en uno o dos niños por aula. Es un trastorno de origen neurológico provocado por el desequilibrio en los neurotransmisores cerebrales: la noradrenalina y la dopamina, que son las responsables del autocontrol y la inhibición del comportamiento inapropiado, por tanto, produce en el niño hiperactividad, impulsividad e inatención. La hiperactividad hace referencia a un nivel de actividad elevado para su edad; la impulsividad se refiere al control de las conductas, emociones y pensamientos y la inatención conlleva la dificultad para prestar atención y mantenerse concentrado (Asociación Americana de Psiquiatría, 2003). El TD es uno de los trastornos más graves puesto que se caracteriza por un patrón repetitivo y persistente de la conducta que provoca no respetar los derechos básicos de las personas que le rodean, así como de las normas sociales y las leyes (De la Peña y Palacios, 2011). Por otra parte, entre los trastornos que afectan al comportamiento se encuentra la ansiedad, trastorno muy frecuente entre los niños y adolescentes, manifestándose de distintos modos: el trastorno de ansiedad por separación, en el que el niño tiene un miedo excesivamente alto a separarse de sus vínculos afectivos, generalmente su familia, por lo que manifiesta un bajo rendimiento escolar y no participa en las tareas grupales; el trastorno obsesivo-compulsivo, en el que se dan en los niños pensamientos indeseados e intrusivos a través de conductas estereotipadas, lo que interfiere en su vida diaria, sus actividades y socialización; los conductas problemáticas, que en la mayor parte de ocasiones suelen disminuir con el paso del tiempo, pero, que pueden convertirse en fobias; y las conductas problemáticas, que se dividen en la disrupción dentro del aula, los problemas de disciplina, el bullying, el vandalismo y la agresión física. El papel del docente Es importante que el docente dé respuesta a cada una de las necesidades de sus alumnos de la manera más individualizada posible, para que de esa forma el grupo-clase pueda llevar a cabo su proceso de enseñanza y aprendizaje de forma positiva y adecuada, para eso, es necesario gestionar y controlar el aula y el comportamiento de los alumnos, fomentando en todo momento un clima agradable, motivador y de seguridad para ellos. Así pues, algunas de las estrategias que el docente puede llevar a cabo en el aula para disuadir las conductas disruptivas son, en primer lugar, la tutoría, dentro de las labores de orientación del proceso de aprendizaje individual y colectivo de todo el alumnado, ofreciendo respuestas en base a sus necesidades. Los maestros y profesores tienen que dotar a los estudiantes de las herramientas necesarias para su proceso de evolución y maduración. En este sentido, una de las estrategias más positivas suelen ser los contratos de conducta: un documento firmado por los alumnos, el docente y las familias, en el que se establezcan unas normas a cumplir, un tiempo de duración, las gratificaciones en caso de cumplirlo y las sanciones en caso de incumplimiento (Martín, 2010). En base a esta idea, para poner en práctica en el aula estas estrategias de modificación de la conducta, se puede recurrir a la gamificación, que podemos entenderla como una posibilidad de presentar a los alumnos la modificación de conducta entendida como un juego. En relación a esto, una opción sería el uso de una aplicación como ClassDojo, ya que permite lograr una buena gestión del aula a través de la gamificación educativa, dando lugar así a un control de las conductas disruptivas del alumnado (Sánchez, 2018). ClassDojo es un sistema online de gestión y control del aula que ayuda a los maestros a registrar y monitorizar el comportamiento del alumnado en tiempo real, mientras que ofrece al estudiante y a sus familias una retroalimentación instantánea (García y Hoang, 2015). Gestión y control del aula El clima del aula influye de manera directa en el bienestar de los alumnos y los docentes, por tanto, cuanto mejor sea dicho clima, más calidad tendrá el proceso de enseñanza y aprendizaje de los niños y los resultados obtenidos del mismo. Por esta razón, el aula es una zona privilegiada de convivencia de los miembros que se encuentran en ella y por eso, la disrupción y el clima de la clase están interrelacionados, así que a continuación se plantearán cuatro elementos clave para gestionar y controlar el aula provocando un clima adecuado. En la creación de un buen clima es necesario que se implique toda la comunidad educativa, tanto docentes como alumnos y familias. A su vez, para promover la convivencia en el aula, algunos de los aspectos que pueden ayudar a mejorarla pueden ser, en primer lugar, promover y regular los conflictos, diseñar metodologías para la prevención de conductas conflictivas y las relaciones interpersonales, darle importancia a la acción tutorial y trabajar de manera transversal la prevención y resolución de los conflictos (Pérez et al., 2011). Por consiguiente, es necesario que el docente use el conflicto con perspicacia, es decir, convirtiendo este en un recurso para la acción tutorial, que permita general un clima de aula mejor, colaboración y cooperación, entre otras actitudes y valores. De modo que el docente debe aprender a regularlo y ofrecer un tratamiento positivo del mismo a través de la mediación y negociación, entendiendo la mediación como una forma de llevar a cabo la negociación. Siguiendo en la misma línea, para poder llevar a cabo una buena gestión

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY1NTA=