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Efectos positivos y contraindicaciones de la actividad física en la salud y calidad de vida del alumnado

La actividad física como establecimiento de hábitos saludables

Resumen: El presente artículo trata de abordar los efectos positivos y las contraindicaciones que se derivan de la práctica de actividad física, además de las pautas para abordar las sesiones de la asignatura de Educación Física de forma satisfactoria. De forma complementaria, se profundiza sobre los trastornos de conducta alimentaria y se enfatiza su correcto tratamiento como base de la calidad de vida.

Palabras clave: Actividad física; Hábitos saludables; Nutrición; Calidad de vida; Educación Física.

Abstract: This paper aims to analyze the positive effects and the contraindications of physical activity, and some guidelines to carry out appropriately the subject of Physical Education. More so, the paper will go further into eating disorders and their treatment as a foundation for quality of life.

Keywords: Physical activity; Healthy habits; Nutrition; Quality of life; Physical Education.

Actividad física y calidad de vida del alumnado. #CEdRevistaDigitalDocente Clic para tuitear

ACTIVIDAD FÍSICA Y CALIDAD DE VIDA

Consideraciones a la hora de realizar actividad física

La práctica de actividad física sirve como herramienta para disminuir en nuestro alumnado el factor de riesgo de padecer diversas enfermedades, al igual que constituye un medio de equilibrio psico-físico y de ocupación del tiempo libre de manera activa, constructiva y saludable.

Para realizar una actividad física saludable es preciso tener presentes una serie de consideraciones básicas. En primer lugar, se deben tener en cuenta una serie de medidas higiénicas, preventivas de actuación y principios básicos.

Sobre los aspectos higiénicos y preventivos, podemos mencionar:

  • Efectuar un reconocimiento previo médico para conocer el estado de salud y el nivel de aptitud física
  • Llevar una adecuada alimentación
  • Usar indumentaria adecuada
  • Cumplir normas de higiene antes, durante y después de la actividad (ducha, digestión)
  • Efectuar un calentamiento y vuelta a la calma adecuados
  • Conocer la técnica básica de la actividad que se realiza para evitar accidentes y tecnopatías
  • No asumir riesgos innecesarios y tomar medidas de seguridad y protección.

En segundo lugar, debemos considerar una serie de principios en base a los que sustentar dicha actividad física, respetándolos y reflexionando sobre ellos en la práctica.

Sobre los principios a respetar podemos citar:

  • Continuidad y recuperación, entendiendo la repetición y regularidad de los estímulos del entrenamiento, produciendo unos hábitos que puedan mantenerse
  • Multilateralidad, en relación al desarrollo armónico de las distintas partes del cuerpo
  • Variedad de ejercicios, medios y materiales con el fin de evitar la monotonía
  • Individualización, ejercicios adaptados para cada sujeto
  • Participación activa y consciente, saber qué se hace y para qué se hace
  • Progresión coherente y eficaz

En tercer y último lugar, tenemos que saber qué tipo de actividad física y capacidades físicas asociadas han de trabajarse en mayor medida por su mayor relación con la salud.

En esta línea, las capacidades o componentes físicos de la salud a los que nos referimos son la resistencia aeróbica, fuerza y resistencia muscular, flexibilidad y composición corporal, y la velocidad/agilidad, por su relación con la densidad mineral ósea (Ardoy, 2012).

Efectos de la actividad física

Son muchos los efectos positivos y los beneficios de practicar actividad física en la salud y calidad de vida. Sin embargo, también se debe saber que no siempre la práctica de actividad física es saludable ya que puede darse el caso de que ésta esté contraindicada de forma total o parcialmente.

Diversos estudios confirman los beneficios que reporta la práctica de actividad física y planificada sobre la salud, sin embargo se centran fundamentalmente en el ámbito fisiológico (Ardoy, 2012). Investigadores como Chillón (2005) consideran los beneficios de la actividad física desde una triple vertiente: física, psicológica y social.

A colación de esta triple vertiente desarrollamos el siguiente planteamiento.

  • A nivel psicológico y social

Tanto a nivel social como psicológico sólo es contraproducente la actividad física cuando ésta se convierte en una obsesión (vigorexia) o en el alto rendimiento cuando no se asesora y guía correctamente a los deportistas.

Por el contrario, son numerosos los beneficios a nivel psicológico y social cuando se practica actividad física de forma saludable.

Se destaca la eliminación de estrés y ansiedad, mayor relajación y concentración, mejora de las relaciones interpersonales, autoestima, construcción del carácter y mejora del rendimiento académico y cognitivo (Cornejo, 2017; Maureira, 2014; Pellicer, 2015).

  • A nivel fisiológico

A nivel fisiológico también existen ciertas contraindicaciones que se deben tener presentes en todo momento para no causar mayores daños o agravar la lesión-enfermedad, cuando proceda.

A continuación, se exponen tanto los beneficios como las contraindicaciones atendiendo a los principales aparatos o sistemas orgánicos (Willmore y Costill, 2014).

  • Aparato locomotor: los beneficios de practicar actividad física regular sobre los huesos, articulaciones y músculos son numerosos. Aumenta los niveles de calcio y densidad mineral ósea, lubrica y estabiliza las articulaciones, mejorando la condición física general y coordinación inter e intramuscular. En cuanto a las contraindicaciones, con trastornos de columna o rodilla se deben evitar algunas posiciones o cambios bruscos de dirección, entre otros.
  • Sistema cardio-respiratorio: entre los beneficios de la actividad física en este sistema destaca el aumento del tamaño del corazón y pulmones y toda su musculatura. La actividad física aeróbica es en sí una medida de prevención de determinadas enfermedades cardiovasculares, como la obesidad o la diabetes tipo II.
  • Sistema nervioso: se relaciona directamente con los beneficios a nivel psicológico y muscular, mejorando en este caso la coordinación. En cuanto a las contraindicaciones, sólo en el caso de la epilepsia se debe tener especial cuidado, siendo conveniente evitar deportes de riesgo.
  • Sistema endocrino: la actividad física estimula la hormona del crecimiento y mejora la tolerancia a la glucosa. En personas diabéticas está demostrado que la práctica de actividad física reduce al 50% la dosis de insulina. Respecto a los diabéticos, es importante que el alumno conozca su enfermedad, que tenga estabilizada su glucemia y que traigan a clase su “glucometer” o medidor de los niveles de glucosa en sangre.
  • Sistema inmunológico: en este caso, ante alumnos con enfermedades que afectan a este sistema, la práctica de actividad física estaría contraindicada hasta su total curación.

Por todo ello, en el marco escolar se debe solicitar por escrito al inicio de curso, una autorización paterna y reconocimiento médico indicando sobre su estado de salud o enfermedad (si la tiene) del alumno, y tipo de actividad o ejercicios contraindicados que puede o no puede hacer.

En el modelo de autorización y consentimiento firmado para la práctica de actividad física en la materia de Educación Física se enmarcarán preguntas como:

  • ¿Su hijo/a tiene algún problema de tipo cardiovascular?
  • ¿Padece algún tipo de alergia?
  • ¿Padece asma o alguna dificultad respiratoria?
  • ¿Padece algún tipo de deformación en los pies?
  • ¿Padece alguna deformación en la columna vertebral?

Una vez aclarado qué beneficios o contraindicaciones presenta la práctica de actividad física y las consideraciones que podemos realizar desde nuestras clases para realizar una actividad física saludable, es importante que hablemos de uno de los factores mencionados anteriormente, pero en este caso con mayor profundidad: los trastornos de conducta alimentaria, dentro del factor de origen psicológico.

Trastorno de conducta alimentaria (TCA)

El docente tiene un papel fundamental en la detección de un trastorno de conducta alimentaria.

Una de las señales más características que nos pueden indicar que algo no va bien son:

  • Cambios psicológicos: La persona está ensimismada, aislada de los demás, triste o con dificultades de concentración. A menudo habla de dietas o del peso.
  • Glándulas salivares: El agrandamiento de las glándulas salivares parótidas, que provoca un ensanchamiento en la parte de atrás de los mofletes, puede estar relacionado con la presencia de vómitos repetidos.
  • Lesiones en la boca: La presencia de heridas en la boca puede estar relacionada con la presencia de vómitos repetidos.
  • Ropa: La ropa suele ser ancha y tapar gran parte de la piel.
  • Constitución: Delgadez progresiva, peso normal e incluso sobrepeso.
  • Uso del cuarto de baño: La necesidad muy frecuente de ir al baño durante una larga temporada no justificada por una enfermedad puede indicar que se están tomando medicamentos con la intención de perder peso. Ausentarse para ir al baño justo después de las comidas puede estar relacionado con la autoprovocación del vómito.
  • Signo de Russell: Aparecen lesiones en nudillos en personas que se provocan el vómito
  • Lesiones: Algunos pacientes pueden presentar autolesiones. Aunque es posible encontrarlas en brazos, es frecuente que se den en muslos o en la barriga.
  • Frío: En personas desnutridas aparecen dificultades para tolerar el frío.

La intencionalidad educativa de la hora de comer

Por otro lado, en la escuela, debemos tener presente otras consideraciones para poder detectar los trastornos de conducta alimentaria (TCA). Uno de ellos será el tiempo del almuerzo y comedor. Éste puede ser el primer espacio en el que se detecte una relación inadecuada con los alimentos.

Un individuo con un TCA puede presentar un incremento de la ansiedad producido por:

  • El mero hecho de tener que enfrentarse a la comida.
  • El sentirse vigilado por personal del centro que pueda conocer y que puedan sospechar de la enfermedad.
  • El comer en público y rodeado de sus amigos, sus competidores y sus acosadores.

Salvo otra indicación, el alumno no debe comer una alimentación diferente a los demás, puesto que sería una manera de observación en la que se le trata a esa persona de forma diferente y puede desencadenar en una indagación impertinente de sus compañeros de clase.

No se debe, tampoco, ejercer una vigilancia estrecha de lo que se come o no se come. Sí se puede estar “pendiente desde la distancia”. Tampoco se debe entrar en discusión o confrontación, ya que esto empeora el ambiente, incrementa la culpa y no mejora la alimentación.

En el periodo tras las comidas, suele haber un incremento de la ansiedad. Actividades que permitan la distracción y dificultar el acceso al cuarto de baño pueden ser de gran ayuda.

Las clases de Educación Física

Por otra parte, exponer el propio cuerpo en el vestuario puede generar una intensa ansiedad en individuos con un TCA, puesto que de forma directa o indirecta pueden:

  • Compararse con los otros cuerpos
  • Distorsión de la imagen corporal propia
  • Evidencia de autolesiones

Un ejemplo en el que podríamos observar este tipo de comportamientos es en las clases de Educación Física, a la hora de entrar al vestuario a cambiarse de ropa a la hora de dar comienzo la sesión o, de forma más fácil, al finalizar la sesión y entrar en el vestuario para cambiarse de ropa.

Otros aspectos que se pueden observar en las clases de Educación Física son:

  • El uniforme deportivo/ropa deportiva permite detectar cambios corporales ocultos por la indumentaria habitual
  • La compulsión al ejercicio puede hacerse evidente

Una vez hablado de cómo podemos detectar los TCA, nos centramos en qué hacer ante estos trastornos.

Actuación ante los TCA

Los docentes de Educación Física, si poseen la formación adecuada, pueden ser de gran ayuda para detectar y tratar los problemas derivados de los trastornos de alimentación.

Es importante demostrar al alumnado que puede compartir sus dificultades con el docente, pudiendo aliviar o ayudar. En esta pauta es importante evitar preguntas inquisitorias o demasiado directas, abordando siempre el tema con confidencialidad.

Igualmente, se debe animar al menor a pedir ayuda. En caso de que no lo haga y la situación lo haga necesario, se debe entrar en contacto con los padres, habiendo avisado antes al alumno. En el caso de que éstos estén al tanto de la situación, es bueno que sepan que el centro escolar va a estar a su lado para ayudar a su hijo.

Bajo ningún concepto el alumnado debe sentir que el docente es su médico ni su policía.

Es esencial que los alumnos adquieran experiencias positivas dentro del aula, incrementando la posibilidad de que usen estas herramientas en presente y en el futuro, y en esta labor la función del profesor de Educación Física es primordial.

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