Previous Page  23 / 40 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 23 / 40 Next Page
Page Background

23

ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016

AÑO I - Nº 4 - ABRIL 2017

JUANA MARÍA TORRES

UTRERA

• Diplomada en Magisterio de

Educación Infantil

• Intérprete de LSE

• Maestra especialista en

Audición y Lenguaje en el

centro La Pedrera (Yecla,

Murcia)

Mediación

Intercultural

Tratamiento de los conflictos

en entornos escolares

Ante la diversidad inherente a las aulas, la labor de los docentes es la de

crear un entorno de intercambio de conocimientos positivo que posibilite el

encuentro, el trabajo conjunto y la armonía. Para ello, el educador tiene a su

disposición una red multidisciplinar de profesionales, así como diferentes

herramientas que poner en práctica con su grupo de alumnos, conociendo los

posibles conflictos que pueden surgir en el aula y en el centro, y procurando

evitarlos.

L

a sociedad puede ser entendi-

da como un término que desig-

na al conjunto de la colectivi-

dad, la cual se manifiesta como un

ser vivo que evoluciona, diverge,

cambia, se relaciona y avanza en el

tiempo (Spencer, 2004), por lo que

requiere de personas que interce-

dan y medien dentro de sí, como

la figura del mediador. Toda esta

sociedad y su diversidad se refleja

en las aulas, y son precisamente

desde éstas desde donde se debe

comenzar a cambiar los valores

negativos que pueden suscitar el

choque entre diferentes individuos,

provocando un conflicto de convi-

vencia (Cachón, 2003).

Conflictos culturales

Existen numerosos tipos de con-

flictos: sentimentales, sociales, de

comunicación, de intereses, de

valores... pero se puede decir que

unos de los más comunes dentro

del ámbito educativo son aquellos

que se producen por las diferen-

cias culturales entre alguno de los

miembros de la comunidad escolar,

generalmente alumnos, y es que

los centros docentes se han con-

vertido, sobre todo en los últimos

tiempos, en los más variados esca-

parates culturales.

Se denomina cultura a todo lo

que rodea a un individuo y que mar-

ca sus pensamientos y actuaciones

ante la vida; es el conocimiento

adquirido que las personas utilizan

para interpretar su experiencia y

generar comportamientos (Sprad-

ley y McCurdy, 1975). Nosotros

solemos entender la cultura como

todo lo que una persona necesita

saber para actuar adecuadamente

dentro de un grupo social determi-

nado (Collingwood, 2004). Todas y

cada una de las culturas comparten

ciertos rasgos que se denominan

universales, pero también poseen

al mismo tiempo rasgos únicos e

irrepetibles. Cada cultura tiene unos

sistemas simbólicos (códigos lin-

güísticos y no verbales), sistemas

de relaciones (parentesco y de rol),

sistemas de creencias y valores,

religión, etc. Y es solamente cuan-

do nos adentramos en otra cultura

cuando nos percatamos de todas

estas diferencias con la propia. La

cultura, según Ruhly (1976), pue-

de ser percibida como un iceberg,

en el aspecto de que sólo podemos

percibir una pequeña parte mien-

tras que la más importante queda

oculta a la vista.

La cultura, entendida desde el

terreno educativo, se define como

un sistema conceptual y de valo-

res que incluye las creencias y ex-

pectativas, los patrones, rutinas,

conductas y costumbres creadas

y mantenidas por un grupo, y que

son utilizadas y modificadas por di-

cho grupo (Figueroa, 1993). Como

afirma Aguado (2002), la cultura en

la escuela tiene que ver con signi-

ficados que se comparten, con vi-

siones del mundo que se perciben,

con interpretaciones de los acon-

tecimientos sociales y naturales

que acontecen a diario y que nos

llevan a modular nuestra conducta

y nuestras producciones. Desde