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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016

AÑO II - Nº 7 - NOVIEMBRE 2017

tecnologías tiene en los alumnos

afecta a la manera en que los mis-

mos aprenden, por lo que resulta

imprescindible comprender el pa-

pel que ejercen estos medios en el

proceso de enseñanza-aprendizaje,

que a continuación analizaremos.

El proceso de enseñanza-

aprendizaje

El proceso de enseñanza-aprendi-

zaje es el término que ha resultado

de la combinación de ambos proce-

sos (el proceso de aprendizaje y el

proceso de enseñanza), producido

por la acción de dos agentes edu-

cativos, el docente y el discente, y

que ha sido objeto de estudio por

innumerables expertos que han

ofrecido diversas interpretaciones

y teorías sobre el mismo a lo largo

de los siglos.

A la hora de explicar este proceso

de enseñanza-aprendizaje dentro

del aula, nos encontramos ante tres

paradigmas distintos bajo los que,

normalmente, se suele producir: el

conductismo, el cognitivismo y el

constructivismo.

Conductismo, Cognitivismo

y Constructivismo

En primer lugar, el conductismo

entiende el aprendizaje como la

sucesión de cambios que se produ-

cen en la conducta humana debido

a la asociación entre un estímulo

y una respuesta. Por otro lado, el

cognitivismo centra su atención en

la forma en la que el individuo re-

cibe la información y la interioriza,

es decir, en el desarrollo cognitivo.

Por último, para el constructivismo

el aprendizaje está íntimamente

ligado a la construcción de cono-

cimientos nuevos a partir de los

conocimientos previos que posee

el individuo, que es quien interpre-

ta y construye el conocimiento en

el transcurso de ese proceso de

aprendizaje.

Aunque hubo un tiempo en que

convivieron en armonía los tres pa-

radigmas, con el tiempo los acadé-

micos se fueron dividiendo desde

la idea conductista que priorizaba

los comportamientos observables,

sobre los procesos cognitivos que

finalmente han resultado ser los

encargados de generar el aprendi-

zaje significativo. El énfasis de la

tendencia conductista se localizaba

en el aprendizaje observable mien-

tras que el énfasis de la tendencia

cognitiva yacía en el procesamiento

mental pero ambas teorías coin-

cidían en percibir el aprendizaje

desde un punto objetivo y real. Pre-

cisamente de esa necesidad de en-

contrar un nuevo punto de vista es

de donde nace el constructivismo,

que se considera una rama del cog-

nitivismo ya que ambas conciben

el aprendizaje como una actividad

mental.

Jonassen (1991) nos explica que

la diferencia entre ambos supues-

tos consiste básicamente en que la

mayoría de los psicólogos cogniti-

vos consideran que la mente es una

herramienta de referencia para el

mundo real, mientras que los cons-

tructivistas creen que la mente fil-

tra lo que nos llega del mundo para

producir su propia y única realidad.

En el contexto de la pedagogía

se denomina constructivismo a

una corriente que afirma que el

conocimiento de todas las cosas

es “un proceso mental del indivi-

duo, resultado de un proceso de

construcción o reconstrucción de

la realidad que tiene su origen en

la interacción entre las personas y

el mundo” (Herrera, 2009, pp. 1).

Dicho en otras palabras, el aprendi-

zaje es un proceso de construcción

del conocimiento y la enseñanza es

la herramienta necesaria para desa-

rrollar esa construcción.

El aprendizaje del Siglo XXI

Entendemos el contexto educa-

tivo como el conjunto de factores

que facilitan o impiden el proceso

de enseñanza-aprendizaje pero pa-

rece que sus funciones reales no

corresponden con el objetivo que

emana de su definición. El deber

del sistema educativo ha de ser

tratar de sacar el máximo partido a

ese contexto con el fin de promover

aprendizajes significativos y prove-

chosos, pero el problema que nos

encontramos actualmente es que la

enseñanza no ha sabido adaptarse

a los requisitos que exige el apren-

dizaje del siglo XXI. La enseñanza

no está luchando por ser esa he-

rramienta útil que los estudiantes

necesitan que sea. Al contrario, se

está volviendo un enclave renegado

que no adapta las tendencias actua-

les a las materias tradicionales, que

se ha atascado en un estilo peda-

gógico que no motiva al alumnado

y que aumenta exponencialmente

las cifras de fracaso y abandono

escolar.

Grajeda (2001) afirma que para

una persona no es posible aprender