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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016

AÑO III - Nº 12 - DICIEMBRE 2018

delito o falta. En esta definición llama

la atención la palabra “delito”, dando

la sensación de tratarse de un concep-

to mucho más profundo y grave de lo

que en realidad es.

A su vez, hay que admitir que el cas-

tigo está estrechamente relacionado

con las normas, pues las causas de

la aplicación de castigos radican en el

incumplimiento de éstas.

Cada vez que se traspasan ciertos

límites o no se cumplen con las nor-

mas establecidas es nuestro deber

tomar ciertas decisiones, siendo la

estrategia más utilizada para ello los

castigos, medida que suele aplicarse

en los niveles escolares inferiores y en

las familias con niños pequeños. Y es

que la sociedad ha tenido que inven-

tar ciertos mecanismos para limitar

ciertos modos de actuación, siendo lo

más habitual el uso del castigo (Me-

jía, 2015). A estas aplicaciones, se

entiende que el castigo es la intención

del medio de provocar la reducción o

desaparición de una conducta consi-

derada inadecuada (Wernicke, 2000).

El castigo es un objeto ambiental no

atractivo que tiene lugar después de

un comportamiento poco adecuado

y reduce la probabilidad de que dicho

comportamiento se vuelva a dar en el

futuro

(Maquilón, 2011).

Cuando los padres observan com-

portamientos que consideran adecua-

dos suelen preguntarse por qué sus

hijos son tan desobedientes, o a quién

se parecerán para actuar de esamane-

ra, asumiendo así de cierta forma que

el mal comportamiento es debido a la

herencia o a factores externos ajenos

a sus funciones como padres (Larroyk

y Puentek, 2011).

Tipos de castigo

Existen diferentes categorizaciones

sobre el castigo, y cada autor opta

por clasificarlos de una determinada

manera en función de varios criterios.

Desde aquí, nos centraremos en la

catalogación propuesta por Martín y

Pear (2008), en la que encontramos

cuatro tipos de castigo.

Castigos que duelen:

son aquellos

castigos que hacen daño y que, usual-

mente, van acompañados de alguna

reprimenda física, como los tirones de

orejas, las palmadas en el trasero o las

voces. Este tipo de estímulos también

reciben el nombre de “castigos incon-

dicionados”. No son nada agradables,

pero son los que más se suelen usar,

sobre todo por los padres ymadres de

niños pequeños.

• Broncas:

las broncas suelen ser

aquellos sermones que preten-

den hacer ver, a quien ha come-

tido el acto incorrecto, que sus

actos tendrán consecuencias, y

suelen basarse en palabras de

corte negativo, subidas de tono,

bajo una actitud corporal de man-

dato y desafiante, con miradas

directas y enfadadas.

• Tiempo de fuera:

es una técnica

que se aplica a quien ha come-

tido el mal comportamiento que

consiste en llevarle a un lugar

más tranquilo para que se relaje

y piense sobre su manera de ac-

tuar.

• Valor de la respuesta:

cada vez

que ese da una actitud negativa

debe quitarse algo “valioso” a

quien ha actuado mal.

Condicionamiento

clásico

El aprendizaje, además de ser la

forma en la que se adquieren los co-

nocimientos, es el mecanismo usado

por la sociedad para transmitir cos-

tumbres, valores y saberes mediante

las experiencias compartidas. Gracias

a esas experiencias, los individuos

aprenden unas determinadas formas

de comportamiento que, a su vez, van

reconfigurándose y adaptándose para

amoldarse a diversas situaciones so-

ciales.

Una de estas formas de aprender

es el condicionamiento clásico, del

que no se puede hablar sin mencio-

nar, primero, a Iván Pávlov quien,

gracias a sus experimentos sobre las

funciones de las glándulas digestivas

con perros, demostró que la aparición

reiterada de un evento originalmente

neutro, conocido como estímulo con-

dicionado (un sonido), precediendo a

otro biológicamente importante, que

sería el estímulo incondicionado (co-

mida), desencadena automáticamente

una reacción refleja, denominada res-

puesta incondicionada (secreción de

saliva), (Díez, 1998).