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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016

AÑO II - Nº 8 - ENERO 2018

sar en sus vidas. Sus respuestas

ante los acontecimientos dependen

de quién y qué piensan que son. Y

esto, claramente, se traslada a las

aulas, porque los dramas de sus vi-

das son los reflejos de la visión ín-

tima que poseen de ellos mismos.

Por lo tanto, tener una autoesti-

ma equilibrada capaz de ser balan-

ceada por sí misma hacia una auto-

estima positiva o alta es la clave del

éxito para lograr alumnos comple-

tos, que sean adultos equilibrados

el día de mañana, y aquí la labor del

docente es fundamental.

La formación de la

autoestima

Asimismo, es importante que los

alumnos se comprendan y com-

prendan a los demás. Hay que re-

cordar que la autoestima participa

en una dialéctica constante entre

cómo se ven y cómo los ven los

demás.

La primera fase de la infancia,

concretamente en las edades com-

prendidas entre el nacimiento hasta

los cinco años, tiene una relevancia

enorme por la forma en que con-

diciona la manera que los niños

tienen de comportarse en el mundo

y por cómo se sigue construyendo

esa autoestima durante la adoles-

cencia.

Branden (2011) nos explica que

la autoestima positiva, la buena

autoestima, opera en el sistema

inmunológico de la conciencia,

otorgando resistencia, fuerza y

capacidad de regeneración. Por el

contrario, cuando la autoestima es

baja, la capacidad de enfrentar las

adversidades de la vida bajan. Nos

caemos frente a las adversidades y

nuestro sentido de propio valor dis-

minuye. Nos dejamos influenciar

por el deseo de evitar el dolor, en

vez de experimentar alegría. Todo

lo negativo tiene más influencia en

nosotros, en vez de lo positivo.

Beneficios de la

autoestima dentro y

fuera del aula

Algunos de los beneficios de po-

seer una “alta” o “positiva” autoes-

tima es que genera que los alumnos

tengan interés por aprender, buscar

ayuda como algo positivo, sentirse

competentes, valorados, seguros

de sí mismos; les dota de respon-

sabilidad, y les permite aceptar y

respetar las normas, facilitando el

intercambio de opiniones y la crea-

ción de un clima positivo en el aula.

La presencia de “negativa” o

“baja” autoestima, en cambio, pue-

de llevar a relaciones personales

tóxicas, a asociarse con personas

problemáticas, a estar en constante

alerta para buscar críticas; este tipo

de alumnos se infravaloran, dejan

de participar en juegos y en las di-

námicas propias de clase llegando,

incluso, a aparecer comportamien-

tos negativos como adicciones,

agresividad, buscar formar parte

de bandas o grupos violentos para

suplir la falta de sentirse valorados

e importantes, etc.

Cómo desarrollar la

autoestima en niños

Existe una evidente relación entre

autoestima y educación, y la prue-

ba de esto nos la da la Inteligencia

Emocional

3

y su tratamiento en

la escuela mediante la Educación

Emocional.

Es correcto afirmar que las dos

figuras clave en la educación de

los niños, la familia y la escuela,

ambas funcionando como agen-

tes de socialización prioritarios,

deben ir más allá de los libros, del

saber teórico, sabiendo trabajar la

motivación intrínseca, teniendo en

cuenta la realidad y el contexto de

sus alumnos y haciendo todo lo

posible por educar tanto en lo inte-

lectual como en lo emocional. Y es

que suele ser en las etapas infanti-

les cuando la escuela, por su parte,

se preocupa más de la dimensión

emocional de sus alumnos pero,

desafortunadamente, a medida que

avanzamos por etapas superiores,

los docentes suelen dejar a un lado

estos aspectos para centrarse en

otros más puramente académicos.

Lo primero es comenzar con una

formación destinada a los padres.

Debemos tener presente que cons-

tituyen las figuras esenciales para el

niño desde su nacimiento, y en esa

gran responsabilidad que conlleva

ser padres, deberán esforzarse al

máximo para ayudar a sus hijos

3

El término Inteligencia Emocional fue mencionado por vez primera por Salovey y Mayer en 1990 y acuñado finalmente por Goleman en 1996