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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016

AÑO IV - Nº 16 - DICIEMBRE 2019

(MacIntyre et

al.

, 2001). Esta in-

vestigación pionera impulsó nume-

rosos estudios basados en estas

dimensiones.

No obstante, este concepto fue

abordado con anterioridad de

una manera menos concluyente.

McCroskey y Baer (1985) deter-

minaron que

el término original

Willingness

to Communicate

fue desarrollado a partir de tres

constructos diferentes: unwilling-

ness to communicate, predispo-

sitions towards verbal behavior

y shyness

. Según MacIntyre et

al.

(2001),

el objetivo de estos cons-

tructos es el de establecer ciertas

regularidades en los patrones co-

municativos de situaciones de ca-

rácter diverso.

En primer lugar, el constructo

unwillingness to communicate,

el cual fue acuñado por Burgoon

(1976), además de sentar las bases

para la DAC-LE, también inspiró

probablemente a MacIntyre y sus

compañeros a la hora de usar el tér-

mino

willingness

para dar nombre a

su propio estudio.

Burgoon definió

unwillingness to

communicate

como un

constructo

comunicativo de carácter global

que representa una tendencia

crónica hacia la evitación o deva-

luación de la comunicación oral,

cuyas líneas de investigación

principales son las de la anomia,

el aislamiento, la baja autoestima

y la aprensión comunicativa.

En segundo lugar, Mortensen,

Arntson y Lustig (1977) propusie-

ron la existencia de una

regularidad

a lo largo de diversas situaciones

dentro de las características glo-

bales del discurso oral.

Esta regu-

laridad recibió el nombre de

predis-

positions towards verbal behavior.

En tercer lugar, McCroskey y Ri-

chmond (1982) emplean el término

shyness

para describir la

tenden-

cia a ser tímido y a hablar menos.

Por último, McCroskey y Baer

(1985) establecieron el concepto

de

Willingness to Communicate

como un constructo más espe-

cífico describiéndolo como la

in-

tención de comunicarse, dada la

oportunidad.

Este sutil cambio en

la definición supuso el punto de ini-

cio de todos los estudios dedicados

al amplio abanico de factores que

conducen a tal intención (MacIn-

tyre

et al.

, 2001).

Distintas

consideraciones

Inicialmente, McCroskey y Ri-

chmond (1982) afirmaron que la

DAC-LE

es una predisposición

conductual, presente de manera

estable en todas las personas in-

mersas en la adquisición de una

lengua extranjera, pero en grados

diversos.

Entonces,

esta hipóte-

sis explica por qué una persona

es capaz de hablar, mientras que

otra, en las mismas circunstan-

cias, prefiere evitar todo tipo de

interacción

. Sin embargo, MacIn-

tyre, Clément, Dörnyei, y Noels

(1998) desafiaron dicha hipótesis

al proponer que la DAC-LE no solo

comprende propiedades conduc-

tuales, sino también emocionales.

En otras palabras, la DAC-LE se

compone de propiedades estables

(conductuales) y transitorias (emo-

cionales). Por ello, la DAC-LE no

debería ser simplemente descrita

como una variable de tipo conduc-

tual (MacIntyre

et al.

, 1998).

Así mismo, a la hora de lidiar con

una lengua extranjera, ciertas dife-

rencias situacionales generadas por

las variaciones, tanto en la compe-