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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016

AÑO V - Nº 18 - JUNIO 2020

López (1984) define “

rol de género

al conjunto de comportamientos,

actitudes o sentimientos, con origen

principalmente cultural, considera-

dos propios del sexo masculino o

del femenino. Éste se adquiere entre

el primer año y medio y los cuatro

años de edad, pero no es hasta los

seis años cuando se produce la fase

de permanencia.

Los roles son conductas que se

aprenden en la sociedad, en la que

se enseña a catalogar actitudes,

comportamientos, tareas e incluso

juegos con etiquetas de masculi-

no o femenino. Para Varela (2014),

el machismo es “un discurso de la

desigualdad” que se asienta en la

afirmación de que el sexo masculino

es superior al femenino.

Los estereotipos son fieles reflejos de

una cultura y una historia y como tales

van a nacer y mantenerse porque res-

ponden a las necesidades que tiene tal

contexto de mantener y preservar unas

normas sociales ventajosas para él

(González, 1999).

La coeducación

Delors (1996), en su informe

para la Comisión Internacional de la

UNESCO, afirma que la educación

debe apoyarse en cuatro pilares bá-

sicos: aprender a conocer, aprender

a hacer, aprender a vivir con los de-

más y aprender a ser. Todo ello ve-

mos que queda perfectamente reco-

gido en el concepto de coeducación.

Si examinamos cualquier aula de

Educación Primaria, se siguen pro-

duciendo distinciones entre juegos y

objetos para hombres o para muje-

res, al tiempo que existen situacio-

nes en las que se considera el sexo

masculino como superior.

Santos (1984) define la coeducación

como “la intervención explícita e in-

tencional de la comunidad escolar

para propiciar el desarrollo integral

de los alumnos, en donde se pres-

ta especial atención a la aceptación

del propio sexo, el conocimiento del

otro y la convivencia enriquecida de

ambos.

La educación conjunta e igualitaria de

hombres y mujeres debe deshacer la

afluencia de estereotipos presentes

en la sociedad, promoviendo valo-

res como el respeto, la tolerancia, la

libertad, la amistad y la igualdad de

oportunidades para ambos sexos.

De acuerdo con Del Amo (2010),

el concepto de coeducación ha ido

evolucionando a lo largo del tiempo.

Uno de los momentos clave fue la

década de los años setenta. El paso

de un régimen autoritario a la de-

mocracia constitucional en España

da un giro a la idea de la educación:

la sociedad empieza a preocuparse

más por el acceso a la escuela y re-

clama que éste sea igualitario para

hombres y mujeres. Por otro lado,

en la década de los ochenta surgie-

ron numerosas leyes cuyo principal

objetivo era suprimir la discrimina-

ción y la supremacía del sexo mas-

culino sobre el femenino. Dichas

leyes profundizaban en la necesidad

de cambiar las prácticas educativas

y la metodología docente.

No podemos dejar de lado que la

educación también debe estar apo-

yada en la igualdad, porque es un

derecho de toda persona, contem-

plado en la Constitución.

Por otra parte, en el currículum de Pri-

maria es habitual encontrar una serie

de contenidos transversales relacio-

nados con la educación en valores,

como la igualdad efectiva entre hom-

bres y mujeres, que han de estar pre-

sentes en la etapa educativa que nos

ocupa, para poder formar personas

que convivan en igualdad y libertad.

Los centros educativos y el personal

docente conforma el primer agente

socializador junto con las familias.

Alfonso y Aguado (2012) nos pro-

ponen programar actividades como

talleres o juegos en la primera etapa

que favorezcan la socialización e inte-

racción entre niños y niñas. Asimis-

mo, en el ámbito familiar recomien-

dan realizar las tareas del hogar entre

todos y todas y permitir que tanto ni-

ñas como niños elijan de forma libre

los juguetes con los que divertirse.

Sexismo en los

cuadernos de

lectoescritura

Los recursos pedagógicos utiliza-

dos en la escuela deben avalar una

enseñanza equitativa y de calidad,

que garantice la formación integral

del alumnado (Hernández y Fernán-

dez, 1994).

La escuela es un agente socializador

que debe impedir que algunos este-

reotipos se consoliden. No obstante,

en vez de ocuparse de la igualdad, a

veces, desde ese ámbito se produce

la conservación de los estereotipos,

mediante lo que conocemos como

currículum oculto (Apple, 1986).

En las últimas décadas, y a pesar de

los cuantiosos cambios en materia

legislativa, los libros utilizados como

recursos en las escuelas siguen mo-

tivando el mantenimiento de estereo-

tipos, invisibles para gran parte de