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AÑO I - Nº 4 - ABRIL 2017

ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016

daderos estudios superiores. A la

vez, se ha empeñado en ofrecer

un programa educativo con la sufi-

ciente flexibilidad como para que el

alumnado pueda trazar sus propios

itinerarios formativos en función de

las propias expectativas profesio-

nales y artísticas, y las demandas

sociales actuales.

Sin embargo, la adaptación a es-

tas nuevas directrices no está re-

sultando una tarea fácil, puesto que

requiere, entre otras cosas, de una

revisión crítica del estado actual de

la Enseñanza Musical Superior y, en

especial, de un cambio de actitud

por parte de docentes y alumnos,

que afectaría a los roles que cada

uno de ellos han cumplido hasta

el momento dentro del proceso de

enseñanza-aprendizaje, lo cual su-

pone un cambio importante y com-

plejo en el ámbito de la enseñanza

de la Interpretación musical.

Si cambiamos los roles, el nue-

vo perfil del estudiante se va a

caracterizar por adoptar un papel

mucho más activo y autónomo,

dejando de ser un mero receptor

para convertirse en el artífice de

su propio proceso de aprendizaje,

situándose, por tanto, en el centro

del mismo. No se trata de rechazar

el trabajo que ha caracterizado a la

Pedagogía Musical e Instrumental

a lo largo de la historia, definida por

la relación jerárquica impuesta en-

tre maestro y alumno, pero quizás

sí de superar un antiguo y arrai-

gado mito que otorga a la música

cualidades absolutas como objeto

estético ideal y, en consecuencia,

considerada como propiedad ex-

clusiva de unos privilegiados que

deben transmitir sus potencialida-

des (Hemsy de Gaiza, 2004). Esta

forma de entender el aprendizaje

instrumento-musical se traduce en

un modelo de enseñanza de carác-

ter dogmático, rígido y autoritario,

fundamentado principalmente en la

transmisión de conocimientos y di-

rigido prioritariamente a un núme-

ro limitado de alumnos, los musi-

calmente dotados. Por el contrario,

las nuevas directrices educativas

se dirigen hacia a un nueva figura

del profesor que, sin detrimento en

la valoración del talento musical,

permita al alumnado desarrollar

sus destrezas interpretativas de

forma eficaz, hasta el máximo de

sus propios límites. Para cumplir

con este propósito, por tanto, será

necesario la revisión de las varia-

bles que determinan el aprendizaje

de los estudiantes y la actualización

de los procedimientos didácticos,

en pro de la optimización en la ad-

quisición de competencias propias.

Pero esta renovación metodológi-

ca, tal y como especifica uno de los

objetivos principales del Proceso

de Bolonia, se ha de fundamentar

en la mejora de la investigación en-

tendida como principio generador

del avance del conocimiento (Díaz,

2006). A este respecto, se aboga-

ría por cambios tales como que el

docente pueda compatibilizar su

docencia con la creación artística

que le es propia, atendiendo a la

esencia de la actividad musical, y

vincular la Interpretación Musical e

Instrumental, finalidad última de su

labor docente y artística, con la In-

vestigación Pedagógica y Creativa.

Viabilidad para objetivar la

praxis musical

Ahora bien, el creciente interés

por la investigación artística apli-

cada a la interpretación musical

no está exento de polémica por

parte de aquellos que señalan que

dedicar tiempo a estas labores es

una tarea que puede ser entendida

como ajena a los intereses propios

de los investigadores, y como limi-

tación temporal a la imprescindible

dedicación que la actividad musical

requiere. Además se sugiere que el

excesivo control analítico de los as-

pectos que conforman la interpre-

tación musical afectaría a la natura-

lidad e intuición que la caracteriza.

Por tanto, esto se refleja en escaso

material de estudios de carácter

científico aplicados al campo de la

interpretación musical.

En efecto, hoy en día, al menos

en la cultura occidental se consi-

dera que el método científico es el

único medio válido de adquisición

de todo conocimiento, y es inne-

gable el hecho de que la música y

sus métodos se basan en un con-

junto de actitudes y supuestos que

no son, necesariamente, de validez

universal (Small, 1989). Aun así, es

cierto que la subjetividad asociada

a la música ha determinado que

intuición, inspiración, sentimiento

y fantasía hayan sido los términos

más habituales para la explicación

de las variables asociadas a la in-

terpretación musical, difícilmente

cuantificables, como motivación

creatividad o imaginación (Awad,

2003).