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ISSNe 2445-365X | Depósito Legal AB 199-2016

AÑO V - Nº 18 - JUNIO 2020

tado tiempo y energía de la docencia

para cubrir multitud de papeles que

no han tenido utilidad conocida).

Es fundamental, a los efectos de que

un sistema organizativo funcione, que

el componente humano operativo co-

nozca, comprenda y comparta la mi-

sión, la visión, sus estrategias y ob-

jetivos. Y que se acompañe del rigor

en las rutinas (un mínimo exigible, de

orden no negociable), pero también

de un ambiente de libertad y fomento

de la iniciativa en las reflexiones. La

alternativa es la imposición desmoti-

vante de unos trámites formales que

restan recursos (y con ello deprecian)

la calidad de la docencia con una fina-

lidad confusa e inconclusa.

Si la actividad se ve gravada con for-

malidades que la dificultan (sobre

los que no pesa más que la posibi-

lidad de una evaluación coercitiva),

las iniciativas se reducirán, limitán-

dose a menor esfuerzo y riesgo po-

sible. Si la evaluación de la actividad

se limita al de la fidelidad de segui-

miento de las rutinas del sistema de

gestión, los recursos se destinarán

mayoritariamente a los aspectos

formales que lo acrediten.

Perspectivas de futuro

Quizá antes todo fuese más fácil y

sencillo. Todos estamos más cómo-

dos dentro de una aglomeración de

gente presenciando un espectáculo

de pie, antes de que a uno de no-

sotros se le ocurra adquirir ventaja

poniéndose de puntillas. Una vez

que ese gesto se hace mayoritario,

la ventaja desaparece, pero el que no

lo reproduce ese gesto se sitúa en

desventaja. Es obligado optimizar el

empleo de los recursos y maximizar

la calidad del resultado.

Está ya más que asumida la con-

veniencia (sino exigencia del con-

torno) de la tenencia en un centro

educativo de un sistema de gestión

optimizado unitario. Como indica

Marco (2004), las aulas ya no son

reinos de Taifas donde se desarrolla

la acción a espaldas de la comuni-

dad. Pero el éxito de ese sistema,

como se plantea en este artículo, no

depende tanto de la perfección del

sistema elegido como del esfuerzo y

acierto a la hora de implantarlo. Los

modelos más empleados tienen fle-

xibilidad y recursos para tener éxito

en esta empresa, pero el esmero y

la habilidad en la adaptación e im-

plantación es el punto crítico que la

decanta hacia el éxito o el fracaso.

Es preciso entender la gestión como

lo hace Aragón (2004), es decir, como

la conducción hacia el mejor rendi-

miento posible, en una interactuación

recíproca, de los elementos propios

de cualquier organización: personas,

recursos, procesos y resultados, y no

la visión burocrático-administrativa

tradicionalmente practicada.

Como bien indica este autor, la ges-

tión de calidad, o gestión por la exce-

lencia, se caracteriza, de manera es-

pecial, por orientar el funcionamiento

de los centros hacia sus usuarios.

El foco son (deberían ser), siempre,

los usuarios o clientes, y estos clien-

tes son, sobre todo, los alumnos,

pero también los educadores y el

entorno social, no los procesos o los

procedimientos, donde la gestión

entendida como manejo documen-

tal es un reduccionismo burocrático.

El error capital reside en que los re-

cursos destinados a las rutinas sin

valor intrínseco sobrepasan a los

destinados a las actividades con va-

lor, porque eliminan la capacidad crí-

tica sobre el trabajo hecho (como le

sucede a aquel alumno que por una

perniciosa sobrecarga de tareas pier-

de perspectiva o capacidad de ex-

traer valor de entre la hiperactividad).

¿Qué hacer para que eso no ocurra?

Limitar al mínimo posible los recur-

sos detraídos a la actividad prin-

cipal y potenciar su retorno a esta.

¿Cómo hacerlo? Se proponen dos

estrategias:

• Primera estrategia

Las actividades rutinarias (siste-

matizaciones, registros y medi-

ciones) han de ser reducidas so-

lamente a aquellas que tienen una

suficiente trascendencia en el con-

junto de la actividad de la organi-

zación (no hace falta sistematizar,

registrar o medir todo) y estable-

cer procesos mecánicos e infor-

máticos que no precisen apenas

de atención por parte del operario

que las realiza. Es fundamental

identificar aquellas variables que

ofrecen un rendimiento acepta-

ble y descartas las restantes, así

como también (muy importante)

mecanizar estas para ser ejecuta-

das sin casi esfuerzo o esmero.