Resumen: El coaching educativo es una metodología relativamente nueva que ofrece a los alumnos herramientas e instrumentos para desarrollar sus capacidades y competencias de una manera eficaz. Para ello, el coach tiene que poseer una serie de competencias y habilidades que permitan a los alumnos desarrollar su máximo potencial, tanto en el ámbito académico como en el personal.

 

Palabras clave: Coaching educativo; Competencias; Metodologías activas.

 

Abstract: Educational coaching is a relatively new methodology that offers students tools and instruments to develop their skills and competencies in an effective way. For this, the educational coach must possess a series of competencies and skills that allow students to develop their maximum potential both academically and personally.

 

Keywords: Educational coaching; Competences; Active methodologies.

INTRODUCCIÓN AL COACHING EDUCATIVO

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Coaching

El mundo actual es cada vez más competitivo y complejo, por ello es importante que los alumnos sean capaces de desarrollar sus competencias y habilidades en todos los ámbitos de su vida, no solo en el académico. El coaching educativo representa la educación por excelencia siendo una disciplina fundamental para que los alumnos consigan desarrollar todo su potencial. En este sentido, el coaching es una metodología muy efectiva basada en el aprendizaje de habilidades por las que el alumno consigue encontrar soluciones a los problemas, aprendiendo a desenvolverse ante los desafíos y los cambios que surgen en los distintos aspectos de la vida.

Conceptualización de Coaching Educativo

El término coaching tiene sus orígenes en los Estados Unidos en la década de los años 50-60. Concretamente, este concepto comienza con los entrenadores de fútbol americano que incluyen en su entrenamiento físico y mental la dimensión emocional (Angel y Amar, 2010). Pero el coaching como lo conocemos actualmente surge a finales del siglo XX, siendo Whitmore uno de los padres de esta nueva metodología. Para Whitmore (2003), el coaching se fundamente en liberar el potencial de una persona para incrementar al máximo su desempeño. Consiste en ayudarle a aprender en lugar de enseñarle. Esta definición de Whitmore aplicado al coaching educativo se traduciría como la premisa de aprender a aprender. Así, el coaching educativo debe de acompañar y mostrar el camino al alumno sabiendo hacia dónde dirigirse, no simplemente decirle qué camino escoger.

Este tipo de coaching se centra en fomentar la confianza y las capacidades del alumno para encontrarse a sí mismo a través de una mentalidad positiva, por lo que es importante que el alumno aprenda y sea consciente de sus competencias y cualidades. El coach tiene que reforzar la actitud, la aptitud, las creencias, los valores, la autoconfianza y la autoconciencia a través del aprendizaje del propio alumno.

Objetivos del Coaching Educativo

El coaching educativo es una nueva metodología de enseñanza, basada no sólo en la adquisición de conocimientos sino también en la adquisición de competencias, autoconocimiento y compromiso.

Bou (2013) señaló que el coaching en la educación engloba tres grandes objetivos:

  1. Fortalecer el aprendizaje mediante la colaboración y la asociación entre los estudiantes. Se basa en un modelo educativo de cooperación, no directivo, apoyado en el proceso de aprender a aprender. Es decir, los alumnos no solo memorizan información, sino que transforman sus pensamientos y sus emociones para seguir creciendo. Pero dicho aprendizaje no tiene como único fin los resultados académicos, sino que pretende formar a personas con actitudes, creencias, valores, etc.
  2. Capacitar a los alumnos para lograr sus metas y obtener el máximo rendimiento posible, ya sea en el campo académico o personal.

Para ello, el coach educativo tiene que dotar a los alumnos de recursos y herramientas específicas con las que puedan corregir sus debilidades y potenciar sus fortalezas.

  1. Mediar en los conflictos que puedan surgir entre los alumnos o entre alumnos y el resto de participantes del sistema educativo.

En este sentido, el coach debe de aportar elementos que faciliten acuerdos entre todas las partes.

Fundamentos del Coaching en educación

Siguiendo con Bou (2013), es importante señalar que el coaching en la educación se fundamenta en tres disciplinas: la filosofía, la psicología y la lingüística.

El primer pilar del coaching tiene sus orígenes en la filosofía clásica de Sócrates, en los postulados de la Mayéutica y en la retórica de Platón. El coaching educativo también es el arte de preguntar, de conversar, para adquirir conocimientos y descubrir aquello que está en el interior de los alumnos aunque no lo sepan. Buena parte de coaching educativo consiste en acompañar al alumno en su proceso de aprendizaje, a través de preguntas que le ayuden a encontrar las mejores respuestas y soluciones para lograr los objetivos propuestos. Otro punto relevante del coaching en la filosofía es el existencialismo representado por Nietzsche. Así, se presta especial atención a la existencia individualista, es decir, a la capacidad de las personas de autoconocerse y tener conciencia para poder replantearse sus metas en la vida. Una de las claves es que los alumnos se percaten de sus debilidades para corregirlas mediante la adquisición de habilidades y competencias que les ayuden a lograr sus objetivos.

Otra de las bases del coaching es la psicología, principalmente la vertiente humanista que es la que más ha influido en el coaching educativo. Esto se debe a que la psicología y el coaching comparten conceptos clave como la condición del ser humano, la capacidad de ser consciente y de decidir con libertad.

La psicología humanista afirma que las personas eligen su destino, y por tanto son las responsables de las decisiones que toman en base a sus conocimientos y su conciencia. Los dos autores más relevantes de esta corriente son Maslow y Rogers.

El tercer pilar del coaching es la lingüística debido a la importancia del lenguaje activo en esta metodología. En este sentido, el lenguaje lo empleamos no solo para comunicarnos sino para transmitir, para actuar, de tal modo que se puede transformar el presente y el futuro cambiando el ser. No obstante, para cambiar el ser se tiene que modificar el lenguaje de manera positiva sobre lo que observamos, pero siendo coherentes con los valores y los principios que tengamos.

Por último, Sans (2012) añade un cuarto pilar al coach educativo, que es la neurociencia. El coach debe de conocer el funcionamiento del cerebro y las partes entrenables del mismo para modificar la manera de pensar o de sentir. Tal y como señaló el neurocientífico Punset (2008), es imposible educar sin sentimiento; cada uno de nosotros es una comunidad andante de células que ha entregado al cerebro las llaves de su comportamiento.

Competencias docentes en el Coaching

Un coach educativo es un líder que, por naturaleza, es un generador de valores. Así, el docente convertido en coach no solamente es el responsable de formar a los alumnos para alcanzar sus metas y objetivos a través de consejos o técnicas. El coach educativo debe de tener una misión y una visión asentados en la humanidad, la compresión, el respeto, la igualdad y la tolerancia.

Igualmente, el coach educativo debe de despertar el potencial de los alumnos y maximizar su rendimiento, esto se consiguen ayudando a aprender en vez de enseñarles.

Los profesores como coach educativos tienen que poseer una serie de habilidades para conseguir que los alumnos den lo mejor de sí mismos. Estas habilidades son necesarias para asegurarse que puede ayudar a los alumnos a realizar su propio aprendizaje.

Para Aguilar (2013) las cualidades que debe de tener un coach educativo son:

  • Habilidad para preguntar

Tiene la capacidad de hacer preguntas con las que el alumno reflexione y se cuestione. Estas preguntas no se limitan responder con un simple sí o no, sino que pretenden profundizar en los pensamientos y en los sentimientos de los alumnos.

Dichas preguntas deberían comenzar con: dónde, qué, cuándo, cómo cuáles, quién, etc. Pero sin duda, la cuestión más importante para que los alumnos reflexionen es ¿cómo abordarías esto que ha pasado de manera diferente la próxima vez? Esta pregunta permite al alumno descubrir nuevos caminos y replantarse un enfoque distinto en un futuro.

No obstante, el coach educativo debe de centrarse en lo bueno con preguntas poderosas o enérgicas y con un lenguaje positivo.

  • Habilidad para escuchar

Debe escuchar activamente para que el coaching resulte beneficioso y efectivo, aunque hay que contemplar que en las conversaciones existen interferencias o distracciones que impiden escuchar activamente. Pero un buen coach educativo debe de eliminar estas distracciones y escuchar atentamente a sus alumnos. Por otra parte, diversos estudios como el de Pont (2007) han señalado que la comunicación no verbal representa entre el 50-70% de los mensajes que emitimos o recibimos y que solamente escuchamos el 40% cuando estamos conversando con alguien. Por tanto, la labor del coach educativo también consiste en descifrar y entender el lenguaje corporal del alumno mientas conversa con éste. Hay que tener en cuenta que el lenguaje corporal o lenguaje no verbal nos permite conocer información sobre los sentimientos, emociones, etc. que no se expresan mediante palabras.

  • Autorreflexión

El coach debe ser una persona reflexiva y tener la habilidad de autorreflexionar. El fin es enfocarse en los elementos positivos y emplear sus fortalezas para mejorar su propio aprendizaje y el de los alumnos. Pero para superarse es clave la autorreflexión, aunque el simple hecho de dar consejos sobre cómo corregir los errores no fomenta la autorreflexión. Es más, estos consejos pueden generar resentimiento por el error cometido.

  • Capacidad de ingenio

Es ingenioso ante las preguntas abiertas o las respuestas complicadas de los alumnos. El alumno puede sentirse incómodo ante ciertas cuestiones y el coach debe de pensar en dar la respuesta más adecuada a su pupilo. Así, tan importante es lo que se dice como lo que no se dice. El coach requiere tener habilidad para que el alumno tenga seguridad en sí mismo y confianza, con el fin de que pueda encontrar sus propias soluciones, sentirse cómodo con las oportunidades que surge, o reflexionar sobre cómo puede corregir los errores.

  • Empatía

Es empático y no sólo crítico. El coach educativo debe de saber ponerse en el lugar del alumno, e intentar entender el porqué del comportamiento del alumno. Por tanto, comprender al alumno es fundamental para el éxito del coach educativo.

  • Análisis

Analiza de manera cuidadosa la respuesta dada por el alumno tras haberle escuchado activamente. Este análisis permite al coach determinar las debilidades, las oportunidades y las fortalezas de los alumnos para corregir las debilidades, aprovechar las oportunidades y mantener las fortalezas.

El coach educativo tiene que centrarse en conversar con cada alumno de manera individualizada, con el objetivo de mejorar el aprendizaje y el fomentar desarrollo. Para ello debe aumentar el sentido de responsabilidad y la autoconciencia de los alumnos, empleando preguntas, escuchando activamente y desafiando y animando a los alumnos.

No obstante, cada coach aplicara su método de aprendizaje de una manera única e irrepetible, es decir, que nunca dos coach educativos llevaran a cabo el mismo proceso de aprendizaje, ni emplearan igualmente la misma estrategia educativa.

Metodologías

En el coaching existen tres escuelas o corrientes las cuales pueden ser aplicadas al sector educativo: coaching pragmático, coaching filosófico y coaching humanista. Ravier (2017) destaca de cada una de ellas:

  • Coaching pragmático

Conocido también como “pragmática americana” tiene su origen en la cultura anglosajona. Los exponentes más importantes son Thomas Leonard, Marshall Goldsmith, Laura Whitworth o James Flaherty. Esta corriente se orienta hacia los resultados, recalcando la importancia de la acción. Su teoría se fundamenta en lo útil, la cultura y la evolución de la misma. En el aspecto filosófico predomina la práctica.

  • Coaching filosófico

Al coaching filosófico se le suele denominar coaching ontológico. En dicha corriente, predominada por cultura sudamericana, los representantes más relevantes son Rafael Echeverría, Julio Olalla, Fernando Flores, Jim Selman o Elena Espinal. El coaching filosófico se basa en la teoría de la ontología del lenguaje y en la filosofía que subyace de ella. Tratan estudios relativamente actuales que se centran en las relaciones emocionales, corporales y lingüísticas como pilares del aprendizaje. Es decir, se basa en quiénes somos y cómo actuamos a partir de la emoción, el cuerpo y el lenguaje como herramientas para lograr lo que deseamos o queremos.

  • Coaching humanista

El origen de esta corriente se basa en la cultura europea. Los autores más destacados de esta corriente son Timothy Gallwey, John Whitmore, Graham Alexander, Alan Fine, Miles Downey o Leonardo Ravier. Esta última corriente se cimienta en la psicología humanista y la fenomenología. En este sentido, pretende facilitar la compañía a las personas preservando la esencia y la conexión personal. No pretender dirigir, sin soluciones, sino que activa las capacidades de aprendizaje para dar respuestas. De este modo, se generan herramientas para que las personas consigan dar lo mejor de sí mismos, tengan confianza y logren su bienestar y felicidad.

Estas corrientes no son excluyentes entre sí, sino que se pueden complementar y enriquecerse mutuamente para conseguir los mejores resultados posibles.

En los últimos tiempos está proliferando una corriente menos conocida, el denominado coaching orienta o coaching Kayzen. Este coaching se fundamenta en lo espiritual, en lo transpersonal, en lo emocional, es decir, ahonda en la esencia del ser humano.

El proceso del Coaching

En el coaching educativo es importante desarrollar un proceso de forma consciente y coherente. Este proceso no es un simple trámite más, sino que es un recorrido estructurado y formado por una serie de fases.

Bertran (2016) considera que el proceso de coaching está formado por cuatro fases: el establecimiento de objetivos, el análisis situacional actual, la construcción de un plan de acción, y la evaluación seguimiento.

A continuación, exponemos las fases del proceso adaptado al coaching educativo.

  1. Establecimiento de objetivos

El coaching educativo ayuda al alumno a lograr sus objetivos. Así, el primer paso de este proceso es definir y diseñar estos objetivos. Además, estos objetivos deben de alcanzarse a través de un enfoque basado en salir de la zona de confort. No obstante, los objetivos deben ser específicos, medibles, realistas y con plazos determinados.

  1. Análisis situacional actual

Tras definir los objetivos, hay que analizar la situación de la que se parte, es decir, la situación actual. Para ello, se debe ser objetivo para conseguir un análisis realista de la situación. Por otro lado, es muy importante hacer preguntas y sobre todo observar y escuchar al alumno. Estas preguntas deben de ser muy precisas para obtener respuestas muy detalladas. De este modo, antes de hacer la siguiente pregunta es esencial que el coaching educativo analice cada respuesta del alumno y cada gesto.

  1. Planificación de la acción

En esta etapa se trata de diseñar un plan de acción. Para ello, es necesario trazar planes específicos para cada objetivo establecido en la primera fase. De acuerdo con el método de coaching educativo, el coach acompañará al alumno haciéndole reflexionar sobre cuestiones específicas durante el proceso de diseño del plan.

  1. Evaluación y seguimiento

La evaluación es un proceso continuo y que brinda al coach la oportunidad de obtener un resumen de los resultados después de su intervención. En esta fase se miden los resultados obtenidos a través de la estrategia que ha empleado el coach educativo. Es decir, se trata de comprobar si se ha alcanzado los objetivos planteados o si el alumno está en el camino correcto para conseguirlo. Además, así se garantiza que el alumno continuará progresando y aplicando las habilidades aprendidas.

Asimismo, el coach educativo tiene que realizar un seguimiento del alumno para proporcionarle el apoyo necesario.

En este sentido, puede considerarse el coaching educativo como un proceso de acompañamiento, en la que el coach debe de enseñar a aprender al alumno para que este lo haga extensible a cada situación y a cada realidad. Ello permitirá realizar la transformación del alumno y que alcance su máximo potencial y logre sus metas.

Por lo tanto, en esta fase además de fortalecer el aprendizaje del alumno, también puede y prevenir futuras adversidades.

El coaching educativo es una metodología de enseñanza que permite que los alumnos desarrollen su potencial y mejoren su rendimiento académico. Igualmente, posibilita la mejora de las relaciones interpersonales, mediante  procesos individualizados y personalizados, adaptados a las necesidades de cada alumno. En este sentido, la comunicación debe de ser un elemento primordial para fomentar el aprendizaje, pasando por una educación en valores que igualmente emana de esta forma de enseñar. El coaching educativo debe de inculcar al alumno valores y principios que lo orienten durante el resto de su vida. Es decir, el coach educativo tiene que ser el faro que guíe y acompañe al alumno para ser mejor estudiante, y sobre todo mejor persona.

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Tania Blanco Sánchez
Graduada en Derecho y Licenciada en Periodismo, con Doctorado en Comunicación Audiovisual y Publicidad, Tania tranaja como profesora en el Departamento de Marketing y Comunicación de la UCA en Talavera de la Reina (Toledo).