Resumen: Una metodología de enseñanza eficaz y con una estructura bien definida puede convertirse en una herramienta de trabajo de primer nivel para llevar a cabo una intervención didáctica que atraiga, motive y forme adecuadamente al alumnado. En el ámbito de la Educación Física han sido muchas las propuestas en este sentido, pero una de las más recientes y eficaces ha sido el modelo de enseñanza comprensiva del deporte, propuesto como respuesta a una metodología tradicional excesivamente centrada en la técnica. El objetivo del presente trabajo, por tanto, será justificar y analizar la conveniencia de aplicar dicho modelo.

 

Palabras clave: Metodología deportiva; Modelos pedagógicos; Enseñanza comprensiva del deporte; Educación Física.

 

Abstract: An effective learning methodology, with a well-defined structure, can become a first-level work tool in order to carry out a didactic intervention that attracts, motivates and trains students adequately. One of the most recent and effective proposals to this end in the subject of Physical Education it’s the Teaching Games For Understanding model, proposed as a response to a traditional methodology excessively focused on technique.

 

Keywords: Sports Methodology; Pedagogical models; Teaching Games For Understanding; Physical Education.

MODELO DE ENSEÑANZA COMPRENSIVA DEL DEPORTE

El planteamiento de un adecuado proceso de enseñanza-aprendizaje en el deporte tiene una importancia capital, ya que permite formar de manera eficaz, motivadora y significativa, así como desarrollar hábitos saludables y perdurables de actividad físico-deportiva. El presente artículo se centrará en dicho proceso ya que una buena metodología de enseñanza deportiva y el propio tratamiento del deporte en la asignatura de Educación Física (en adelante EF) suponen múltiples beneficios en el desarrollo integral del alumnado.

Nos centraremos en justificar y analizar la idoneidad de incorporar el modelo de enseñanza comprensiva en el deporte (en adelante MECD) en el ámbito escolar, y más concretamente en las unidades didácticas de EF. A tal efecto, se realizará una fundamentación del MECD (definición, origen, aplicación práctica, etc.) y una sucinta conclusión sobre la conveniencia de utilizar este procedimiento metodológico.

A propósito del Modelo de Enseñanza Compresiva del Deporte (MECD)

Primeramente, cabe reseñar que el término enseñanza comprensiva del deporte se adoptó a partir de la traducción más o menos literal del modelo TGfU, ya que este último puede considerarse el más extendido y reconocido, además de precursor, en la gran mayoría de casos, del resto de modelos comprensivos (García López y Gutiérrez, 2017).

Así las cosas, durante alrededor de tres décadas, la propuesta primigenia de TGfU ha ido divulgándose e implementándose en muchos países y, actualmente, ha adquirido una perspectiva internacional. Fruto de su difusión y aplicación se han producido cuantiosas variaciones del enfoque conocidas con diversas nomenclaturas, como, por ejemplo: Tactical Games en EE.UU., Play Practice en Australia, Conceptual Based Games en Singapur y Tactical Decision Learning Model en Francia (Méndez Giménez, 2010).

Desde aquí se utilizará, para simplificar y referirnos a este modelo complejo que presenta varias acepciones y modificaciones, el término ECD o MECD, puesto que resume de manera óptima el significado del modelo original y además es el término más conocido en la producción científica de habla hispana.

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¿Qué es el modelo de enseñanza comprensiva del deporte?

El MEDC es uno de los principales modelos pedagógicos básicos o consolidados, junto con otros modelos como el Aprendizaje Cooperativo, la Educación Deportiva y el de Responsabilidad Personal y Social (Fernández-Rio, Hortigüela y Pérez-Pueyo, 2018).

Según Metzler (2017) los modelos pedagógicos o de enseñanza son una visión de la enseñanza que considera simultáneamente las teorías del aprendizaje, las metas de aprendizaje a largo plazo, el contexto de aprendizaje, el contenido abordado, la dirección de la clase, la verificación del proceso y la evaluación del alumnado.

El MECD es un modelo pedagógico que pretende enseñar los principios básicos de cada deporte para que los alumnos puedan entender realmente su estructura, táctica y las habilidades necesarias para realizarlo (Bunker y Thorpe, 1982). Por lo tanto, se trata de un modelo que persigue presentar contextos similares al juego definitivo, bien en forma de juegos modificados, bien en situaciones globales relacionadas con el juego real, con el fin de que el discente comprenda  la importancia de los componentes tácticos de cada deporte durante su práctica u observación.

Características y objetivos del MECD

Entre las características que conforman a este modelo, destacamos algunas de las más relevantes (Abad, Benito, Giménez y Robles, 2013; Devís y Peiró, 2019):

-Da prioridad al alumnado, ya que persigue plantear tareas que le sean significativas (relacionadas con aprendizajes previos) y estén en su zona de desarrollo próximo (con una dificultad que permita afrontar la tarea con cierta garantía de éxito).

 

-Incide en el pensamiento táctico y en la capacidad para hablar sobre lo que ocurre durante el desarrollo del juego con lenguaje apropiado.

 

-Tiene al juego modificado como principal herramienta de aprendizaje y motivación.

 

-Coloca a la táctica en un papel protagonista dentro del proceso de e-a, sin embargo, no rechaza la técnica, sino que la integra, de modo que posibilita un aprendizaje más globalizado.

 

-Persigue que el deportista/alumno no solo ejecute gestos técnicos correctamente, sino que también tome decisiones durante el juego y adquiera conocimientos básicos del deporte que se practique.

Por su parte, las metas u objetivos del MECD, las cuales son a largo plazo como característica fundamental de los modelos pedagógicos, son los siguientes:

-Formar al alumnado en múltiples categorías deportivas, clasificadas en función de sus principios tácticos.

 

-Educar a jugadores capaces, es decir, que sepan aplicar sus conocimientos en cada contexto o problema de juego en el que estén inmersos.

 

-Enseñar a los alumnos para que, progresivamente, sean autónomos respecto al entrenador o al docente.

 

-Formar a jugadores perspicaces, es decir, que reconocen la problemática de juego en la que están y eligen las decisiones adecuadas a la misma y a sus capacidades.

 

-Educar a espectadores cultos (aquellos que comprenden la problemática táctica del deporte, algo que permite disfrutar más de su observación).

¿Por qué se diseño el modelo de enseñanza comprensiva del deporte?

Como adelantamos, el MECD tiene su origen en el modelo TGfU, el cual fue diseñado por Bunker y Thorpe con el fin de superar las limitaciones de una enseñanza centrada en las habilidades técnicas, especialmente en el aprendizaje y la motivación del alumnado (Sánchez Gómez, 2015). Así pues, las grandes carencias observadas en el enfoque tradicional se intentaron contrarrestar con las aportaciones del TGfU (Díaz del Cueto y Castejón, 2011).

En tales circunstancias, las sesiones repetitivas y aburridas, que alejaban al alumnado de los juegos deportivos, especialmente a las chicas y a las personas menos hábiles, provocaron la exploración de un modelo alternativo (Úbeda-Colomer, Monforte y Dévis, 2017).

Por todo ello, se llegó a la consideración de un modelo que persiguiera que el discente aprendiera a jugar tácticamente al deporte que se le presentase, para lo cual se propuso el aprendizaje de la toma de decisiones mediante juegos modificados y preguntas generales de razonamiento.

El MECD persigue el aprendizaje y la enseñanza de diversos deportes, alejándose de la conciencia que se tenía sobre la técnica en la enseñanza tradicional de la EF, en la que se diseñaban unidades de trabajo específicas de un solo deporte, con ejercicios y actividades analíticas, donde la técnica era el epicentro del proceso de enseñanza-aprendizaje y la táctica se dejaba solo para las últimas sesiones cada unidad didáctica (Navarro Ardoy, Collado y Pellicer, 2020).

¿Qué elementos básicos conforman al modelo de enseñanza comprensiva del deporte?

Aunque la literatura nos muestra muchos y muy variados elementos que conforman al MECD, resaltaremos tan sólo algunos de los más básicos (Fernández-Río, Calderón, Hortigüela, Pérez-Pueyo y Aznar, 2016):

  1. La transferencia entre deportes

Desde una perspectiva de la lógica interna del juego hay muchas semejanzas entre algunos deportes, las cuales han de ser tenidas en cuenta y aprovechadas para lograr un aprendizaje más sencillo y contextualizado.

Por ejemplo, en los deportes de invasión (baloncesto, balonmano, fútbol, rugby, etc.) existen problemas tácticos similares como, por ejemplo: mantener la posesión del móvil, progresar hacia la meta rival, conseguir el punto, robar el móvil e impedir la progresión. Estas características son fundamentales ya que permiten avanzar en el conocimiento y la práctica de varios deportes a la vez gracias a sus elementos en común. Así, el óptimo mantenimiento de la posesión en baloncesto ayudará más fácilmente a la consecución de dicho objetivo en otros deportes como el balonmano.

  1. Los juegos modificados por representación

Dichos juegos deben tener las misma estructura táctica que el deporte real que se pretende enseñar, pero modificados para adaptarlos a las necesidades de los discentes.

Por ejemplo, se pueden reducir el número o las dimensiones de los elementos clave del juego: número de jugadores, peso de los móviles, dimensiones de las áreas de juego, etc. Todo esto con el doble fin de disminuir los requerimientos físicos y la complejidad táctica.

Dicho esto, cabe recalcar estos juegos deben respetar las características tácticas de la categoría de deportes a la que pertenece el deporte a tratar. Por ejemplo, en un juego modificado de fútbol no se podría colocar una red en medio del campo, puesto el espacio ya no sería común y pasaría a ser alternativo.

  1. Los juegos modificados por exageración

Consiste en que la estructura de estos juegos debe ser alterada para hacer más visible un elemento del juego en concreto (ya sea técnico o táctico) sobre el que se quiera enseñar, tratar o profundizar.

Por ejemplo, en un juego en el que se pretenda mejorar el pase corto en fútbol sala se podría eliminar la posibilidad de conducción y el número de participantes. En bádminton, por ejemplo, se podría establecer que el juego lo gana la pareja que consiga mantener el móvil en juego durante 20 golpes seguidos.

  1. La complejidad táctica creciente

Señala que los deportes tratados deben ser introducidos en clase siguiendo una complejidad táctica creciente, es decir de lo más sencillo a lo más complejo, para que sean más fácilmente integrados por los estudiantes.

Por ejemplo, en deportes de red/muro, como el voleibol o el bádminton, se debe comenzar con el problema táctico más sencillo (mantener el móvil en juego) para seguir con uno más dificultoso (llevar la iniciativa del juego), y finalizar con otro más complejo (conseguir el punto).

  1. La evaluación auténtica

Se basa en que la evaluación de la competencia del alumnado debe ser realizada durante la práctica del propio juego, y no en situaciones aisladas y artificialmente creadas por el profesor.

 

Por ejemplo, evaluar el desempeño del alumnado durante una buena parte de las sesiones de la unidad didáctica con una rúbrica.

Para concluir, comentar que los juegos modificados propuestos en este modelo pueden ser a la misma vez tanto de representación como de exageración. Por ejemplo, un juego de baloncesto que cuente con menos participantes y que obligue a los alumnos a tirar desde la línea de tres puntos para trabajar el lanzamiento exterior.

¿Cómo se aplica el modelo de enseñanza comprensiva del deporte?

Generalmente una gran mayoría de autores coincide en que la forma de implementar el  modelo comprensivo en el aula debe realizarse mediante la división de la sesión de EF en varias partes que ayuden a estructurar las sesiones (Fernández-Río et al., 2016; Mitchell, Oslin y Griffin, 2013; Navarro Ardoy et al., 2020).

Originalmente Bunker y Thorpe dividieron la puesta en marcha de este modelo en seis fases diferentes (Méndez, 2010):

Juego: aquí se presenta un juego modificado, adaptando el espacio, la meta, el material, el número de jugadores o las reglas al nivel de desarrollo y experiencia del discente.

 

Apreciación del juego: en este paso se pretende que los alumnos entiendan las reglas primarias (número de toques seguidos que puede hacer un equipo de voleibol) y secundarias del juego (efectos que provoca la altura de la red en el ritmo de juego).

 

Concienciación táctica: consiste en promocionar la reflexión del alumnado sobre los principios tácticos tratados en el juego inicial (por ejemplo, la importancia de mantener el móvil en juego en deportes de red/pared como el bádminton), favoreciendo así su comprensión.

 

Toma de decisiones apropiadas: en este punto los alumnos deben centrarse y reflexionar sobre los elementos que son relevantes durante el transcurso del juego. Por consiguiente, se les preguntará sobre qué hacer (comportamiento táctico) y cómo hacerlo (selección de habilidades técnicas) para ayudarles a tomar decisiones adecuadas.

 

Ejecución de habilidades: en esta fase se busca que los discentes aprendan y practiquen cómo llevar a cabo las habilidades técnicas demandadas en cada contexto de juego, una vez comprendida su necesidad.

 

Realización: en este punto final se pretende que los alumnos se conviertan en jugadores eficientes en situación de juego, se trata, en definitiva, de practicar todo lo aprendido (tanto la técnica como la táctica) en el juego inicial o en otro evolucionado.

No obstante, en los últimos tiempos autores como Mitchell (2013) resumieron y simplificaron este modelo en tres fases que configuraban el esquema de cada sesión:

  1. Forma jugada: se inicia la sesión con un juego modificado, por representación o exageración, que permita al alumnado ser consciente y trabajar los problemas tácticos y las soluciones técnico-tácticas que se pretendan tratar.

Por ejemplo, un problema táctico en balonmano sería mantener la posesión del balón. Y un juego modificado intentar mantener dicha posesión con un grupo de jugadores poco numeroso.

  1. Conciencia táctica: reflexión entre profesor y alumno sobre los problemas tácticos que han sido tratados. Aquí el docente planteará interrogantes para facilitar dicha reflexión. Por ejemplo: ¿Qué podéis hacer para llevar la iniciativa del punto? (en voleibol).
  2. Ejecución técnica: en este paso se propondrán una o varias tareas para practicar las ejecuciones técnicas que han sido necesarias en el primer juego modificado. Por ejemplo, realizar saques de bádminton hacía varias zonas delimitadas.

Esta segunda estructura, en la que se simplifica la aplicación del MECD, es mucho más recomendable para su uso en el día a día del profesorado de EF, ya que puede encajar más fácilmente con el tiempo disponible para cada sesión y además es más sencilla su explicación y puesta en marcha.

¿Cuáles son las limitaciones del modelo de enseñanza comprensiva del deporte?

Según Fernández-Río, Hortigüela y Pérez-Pueyo (2018) lo más complicado para un docente cuando intenta poner en práctica este modelo en sus clases es decidir qué elementos o habilidades tácticas debe enseñar a sus estudiantes, debido a que los elementos técnicos suelen ser bastante conocidos.

No obstante, existen algunas otras limitaciones o dificultades con respecto a la puesta en práctica de este modelo, las cuales serán expuestas a continuación (Sánchez Gómez, 2013, 2015:

-Que el alumnado no domine correctamente las habilidades técnicas requeridas para realizar con cierta competencia los juegos modificados.

 

-Que se necesita de un conocimiento exhaustivo de las disciplinas propuestas para hacer las modificaciones oportunas en función del momento del proceso de enseñanza.

 

-Que las habilidades técnicas específicas del deporte sean demasiado complejas como para iniciarse directamente en un contexto real de juego.

 

-Que se intente desarrollar una unidad didáctica de deportes individuales con este modelo, ya que en estos deportes priman más los elementos técnicos que los perceptivos y decisionales.

 

-Que las sesiones de las unidades didácticas dedicadas a este modelo sean escasas, puesto que se ha demostrado que las más extensas garantizan que se dé un óptimo aprendizaje de los contenidos deportivos tratados.

 

-Que se produzca una falta de confianza en el profesorado y un miedo a perder el control en clase, ya que la aplicación de este modelo puede ser muy novedosa para él.

 

-Que los alumnos que tengan gran conocimiento deportivo previo no entiendan el sentido de modificar las reglas de los juegos.

 

-Que monopolicen las discusiones e intercambio de preguntas y respuestas los alumnos que cuenten con más conocimiento deportivo o recursos comunicativos.

Hacia nuevos planteamientos en el MECD

Cambiar el paradigma que imperó y aún sigue imperando con cierta fuerza en la enseñanza deportiva, basado en una metodología tradicional que se preocupa en exceso por desarrollar los elementos técnicos, es una tarea de suma importancia y dificultad.

Importancia porque un aprendizaje muy analítico propicia una descontextualización del deporte que provoca poca o ninguna relación con las situaciones reales de juego, así como una falta de motivación en alumnos menos hábiles, y dificultad porque aún sigue estando muy arraigada y su cambio requiere de un gran esfuerzo y de una formación extra del profesorado.

Por estos motivos, se propuso la incorporación de nuevas variantes metodologías y modelos de enseñanza que pudieran solventar dichas deficiencias. Una de estas fue el MECD, el cual justifica su idoneidad y conveniencia por la enorme serie de ventajas que aporta al proceso de enseñanza y aprendizaje, no obstante, también se ha de señalar que cuenta con algunas limitaciones y dificultades que influyen en su puesta en marcha.

Entre sus ventajas destacamos que aumenta la autonomía del alumnado al tener que aprender a tomar sus propias decisiones, propicia debates y reflexiones para entender las cuestiones claves del juego y posibilita la transferencia de conocimiento táctico entre deportes de la misma categoría. Igualmente, este modelo cuenta con otra serie de aspectos positivos comunes al resto de modelos pedagógicos, como tener una lógica interna clara y una estructura bien definida; provenir de una necesidad y de teorías de aprendizaje concretas, o perseguir aplicarse a lo largo del tiempo para conseguir objetivos a largo plazo.

En cuanto a sus limitaciones y dificultades podríamos concluir:

  • Se necesita un conocimiento bastante profundo sobre los deportes que se traten.
  • No es igual de eficaz en todos los deportes, puesto que es más útil en aquellos con mayor componente táctico como los de invasión.
  • Deja de tener tanto efecto en alumnos muy avanzados y con conocimientos profundos en el deporte en cuestión.
  • No es tan eficaz cuando el dominio de las habilidades técnicas de base es muy limitado o cuando las mismas son muy novedosas o complejas.
  • Es menos eficaz cuando se aplica en el entrenamiento de equipos profesionales o de competición, estando más enfocado a la iniciación deportiva.

En definitiva, podemos afirmar que el MECD cuenta con numerosos alicientes que justifican su puesta en práctica en el contexto escolar y que pueden optimizar el proceso de e-a, no obstante, también presenta una serie de limitaciones y dificultades que el docente de EF debe conocer para que su puesta en marcha se lleve a cabo de forma satisfactoria y efectiva.

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Emilio Martínez Planes
Emilio es graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y máster de Formación del Profesorado. Es entrenador personal y socorrista acuático en Murcia.