Breve estudio sobre la evolución progresiva en el desempeño de la función docente hacia modos y situaciones de mayor profesionalidad.

Concepto de profesionalidad

Definir qué es una profesión es una ardua tarea ya que el propio término designa una realidad muy compleja no exenta de contradicciones.

Siguiendo el Diccionario de Ciencias de la Educación (1983), una profesión se entiende como

Empleo, facultad y oficio que cada uno tiene y ejerce públicamente. Tiene ciertas características: formación específica, dirigida y sancionada en su validez. Seguimiento de determinadas reglas. Aceptación y cumplimiento de un determinado código ético. Compartir un fin u objetivo beneficioso para todos y cada uno de los miembros de la sociedad. Debe constituir la base económica del individuo.

Como viene siendo habitual al aterrizar en el campo educativo, las dificultades parecen aumentar de manera considerable. A la hora de emitir una definición de profesionalidad cabe matizar otra clase de conceptos: por una parte, la profesionalización y, por otra, el profesionalismo.

En esta distinción, varios autores matizan aspectos diferentes, como Sockett (1990), que distingue entre la profesionalización o proceso por el cual una ocupación llega a ser una profesión, y el profesionalismo o profesionalidad, el cual describe la cualidad de la práctica.

Puede distinguirse el profesionalismo entendido como el conjunto de derechos y obligaciones de todos los profesionales para tomar decisiones sobre su propio trabajo y profesionalización o reconocimiento público de la profesión de la enseñanza y de los profesores como profesionales.

No obstante, el término profesionalidad sustituye un entramado totalmente aparte de toda esta conceptualización llena de adversidades y disonancias. Profesionalidad puede entenderse como todos los elementos y aspectos que ella misma integra: compromiso, ejercicio de la profesión con calidad, reciclaje profesional, actitud dirigida a la mejora…

Una definición de profesionalidad podría ser la rama del conocimiento que estudia los requisitos para que una labor se convierta en profesión. Se trata de analizar una tarea y observar si cumple una serie de requisitos y, si lo hace, se trataría de profesionalidad. Hay un requisito que es universal a todas las profesiones: la retribución económica, que es lo que consolida el carácter de profesión.

La profesionalidad docente

Los elementos que caracterizan la profesionalidad docente fueron señalados por Shulman (2004) desde las relaciones entre formación y profesionalidad:

  • Dominio de un cuerpo de conocimientos establecidos y construidos académicamente
    • Se comparte con los demás docentes, y su dominio es un rasgo fundamental de la propia profesionalidad.
  • Servicio a los alumnos
    • Que debe ser desempeñado por el profesor en una actitud de vocación hacia con ellos, guiados por una comprensión moral de su propia actividad.
  • Existencia de una comunidad profesional
    • Que facilite la posibilidad al docente de asumir las responsabilidades púbicas con respecto a las prácticas individuales.
  • Dominio de actuaciones prácticas
    • Deben asegurar la adaptación de la enseñanza a exigencias concretas de individuos o contextos.
  • Juicio práctico
    • Requerido para hacer efectiva la capacidad de adaptación, definitivo para evitar la simple aplicación directa de modelos de enseñanza preestablecidos.
  • Capacidad para aprender de la experiencia
    • Y poder desarrollar todo lo anterior.

Así pues, los cinco rasgos que mejor caracterizan la calidad del trabajo docente, y que son los objetivos que cabe perseguir, son:

  • Compromiso educativo
  • Dominio de la materia
  • Flexibilidad
  • Reflexividad
  • Capacidad para el trabajo en grupo

La forma de concebir la profesionalidad docente ha pasado por distintos enfoques, ya sean conservadores, progresistas o radicales pero, más que nada, esta conceptualización ha discurrido en un eterno debate entre las visiones más tecnológicas de la enseñanza, observando al docente como mero transmisor y acumulador de conocimientos, y aquellas otras mucho más prácticas, abogadas en la reflexión de la propia actuación como fuente ineludible de conocimiento profesional.

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Ciclo de evolución en la profesionalidad docente

El modelo de la profesionalidad docente de Dreyfus y Dreyfus (1986) se sustenta en defender la tesis de que la idea de la profesionalidad es algo establecido y reconstruido a lo largo del tiempo, donde la formación inicial no es suficiente para adquirir las destrezas necesarias en la actuación formativa. Además, se apoya en defender la importancia de las experiencias preformativas y de formación inicial, además de la socialización docente que consolidan los esquemas de actuación profesional.

Siguiendo estas premisas, se elabora un ciclo de evolución de la profesionalidad docente basado en diferentes niveles, que comienza con el profesorado principiante para acabar con la maestría del experto.

La profesionalidad docente es algo que evoluciona a partir de unos determinados ciclos, un período que pasa por diferentes etapas, desde que un docente abandona la etapa formativa universitaria hasta el día de la jubilación (e, incluso, podría decirse que hasta el fin de su vida).

  • NIVEL 1: Profesorado en formación
    • Rígida adherencia a reglas y planes
    • Percepción situacional reducida
    • Juicios no discrepantes
  • NIVEL 2: Profesorado principiante
    • Guías para acción basadas sobre atributos o aspectos
    • Percepciones situacionales aún limitadas
    • Visión sesgada de la realidad
    • Todos los atributos y aspectos son tratados separadamente
  • NIVEL 3: Profesorado competente
    • Visión parcial de metas a largo plazo
    • Planificación deliberada
    • Procedimientos estandarizados y rutinizados
  • NIVEL 4: Profesorado hábil
    • Visión situacional holística
    • Toma de decisiones intuitiva
    • Ampliación de repertorio de actuaciones
  • NIVEL 5: Profesorado experto
    • Visión intuitiva de la situación
    • Capacidad de mentorazgo
    • Uso de aproximaciones analíticas
    • Visión de metas a largo plazo

Conceptualizaciones del Desarrollo Profesional Docente

El desarrollo profesional docente tiene múltiples definiciones que dependen del punto de vista y las enfatizaciones personales que realice cada autor. Así, se distinguen varias.

Villar (1990), en su delimitación del concepto de desarrollo profesional docente, destaca el término perfeccionamiento, entendido como un proceso para fomentar un desarrollo personal y profesional en los individuos dentro de un clima organizativo con el fin de mejorar el aprendizaje de los alumnos y una constante renovación de profesores y escuelas. Es decir, para este autor el fin es claro: la mejora escolar, ya que para él la escuela es la meta del desarrollo.

Woods (1981), por su parte, añade la importancia de la idea de cambio, un cambio que suponga conseguir una serie de fines predeterminados para conseguir reformas en las conductas profesionales. Este cambio es entendido por muchos autores en términos de conocimiento académico y práctico, como señala Montero (1987).

Rudduck (1987) añade una nueva característica al señalar la necesidad de disponer de agentes para la formación de los profesores.

Joyce (1980), aporta las tres necesidades que considera claves en el desarrollo profesional: la necesidad social de un sistema educativo eficaz y humano que se adapte a las necesidades sociales y su evolución; la necesidad de encontrar formas de ayudar a los educadores fomentando el potencial social, personal y académico de los jóvenes; necesidad de mejorar el deseo del profesor de vivir una vida personal satisfactoria y estimulante.

Por otro lado, Howey (1985), nos dice las dimensiones que abarcaría el desarrollo profesional docente. En primer lugar el desarrollo pedagógico, visto éste como la mejora de las actividades docentes directamente relacionadas con el desarrollo de las áreas específicas del currículum, destrezas necesarias docentes y la dirección de la clase. En segundo lugar el conocimiento y comprensión de sí mismo, seguido del desarrollo cognitivo referido a la adquisición de conocimientos y la mejora de las estrategias. En cuarto lugar el desarrollo teórico enmarcado en la reflexión sobre la práctica docente propia de cada profesor y, en quinto y último lugar, el desarrollo de la carrera docente, adoptando nuevos papeles en su desempeño.

Nias (1989) comenta la importancia de las experiencias pasadas y las del futuro en el desarrollo profesional, comparando las visiones tan dispares que dos docentes observarán de una misma experiencia de vida.

En definitiva, podemos entender el desarrollo profesional docente como

La evolución madurativa del docente, personal y profesional, construida a lo largo de su experiencia y de la reflexión sobre su práctica, que integra un cuerpo teórico de conocimientos acerca de la materia que domina, supuestos pedagógicos generales para transmitir contenidos, entendimiento del currículum y de los procesos de enseñanza y aprendizaje, así como una actitud de predisposición constante a la renovación e innovación académica con fines a la mejora educativa de sus alumnos y de la escuela en general.

El desarrollo profesional comprende estar al día con los cambios institucionales, políticos y científicos, conocer los cambios en los modelos de evaluación, tener en cuenta el desarrollo curricular, junto con una actitud de reflexión y colaboración constante.

Y este desarrollo tiene un punto clave: el desarrollo profesional es una evaluación y, como toda evaluación, requiere una predisposición al cambio, lo que genera un problema a la hora de resistirse a él.

El contenido del cambio pretende transformar la cultura escolar, lo que implica que un profesional se adapte a ese cambio buscando un cierto equilibrio. El problema es que los docentes suelen considerar que algo nuevo, por el hecho de ser novedoso no tiene por qué ser necesariamente bueno y, ante eso, aparece el miedo al cambio, percibido como hostil y destructivo, considerando que se pasa de una situación a otra por la simple afición a cambiar. En algunos casos se instala la necesidad de cambiar “las relaciones de poder”, democratizando el control.

Bibliografía

  • Bolívar, A. (2005). Conocimiento didáctico del contenido y didácticas específicas. Revista de currículum y formación del profesorado, 9, 2.
  • Brembeck, C. S. (1976). El maestro y la escuela. Roles sociales y profesionales. Buenos Aires: Paidós.
  • González, M.T. (2005): “Departamentos de Secundaria y desarrollo profesional” en M. Fernández, M. y Gutiérrez, M. (Coords.), Organización escolar, profesión docente y entorno comunitario. Madrid, Akal, pp. 229- 254.
  • Peña, A. (2010). The Dreyfus model of clinical problem-solving skills acquisition: a critical perspective. Medical Education Online, 15.
  • Salinas, D. (2004). Reflexión del profesor: la novedad de un viejo principio. Cuadernos de Pedagogía, 226, 81-87.
  • Schön, D. A. (1998). Cómo piensan los profesionales cuando actúan. Barcelona: Paidós.
  • Shulman, L.S. (2004). Teaching as community property: Essays on higher education. San Francisco: Jossey-Bass.
  • Sockett, H. (1990): “Accountability, trust, and ethical codes of practice” en Goodlad et al. The moral dimension of teaching. Jossey Bass, San Francisco, pp. 224-250.
  • Sockett, H. (1994). The Moral Base For Teacher Professionalism. Thresholds in Education, 20, 2-9.

Cómo citar este artículo:

Equipo Pedagógico de Campuseducacion.com (2020). Desarrollo Profesional Docente [Mensaje en un blog]. Blog de Campuseducacion.com. Recuperado de http://www.campuseducacion.com/blog/recursos/articulos-campuseducacion/desarrollo-profesional-docente

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