El aprendizaje cooperativo en Educación Infantil

Beneficios y aplicación práctica

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Resumen: El presente artículo realiza un acercamiento básico a la metodología del aprendizaje cooperativo, con la pretensión de conocer, por un lado, las aportaciones positivas que la aplicación de esta metodología promueve en las aulas y, por otro, determinar las estrategias que se pueden aplicar en un aula de segundo ciclo de Educación Infantil.

Palabras clave: Aprendizaje Cooperativo; Educación Infantil; Estrategias Cooperativas.

Abstract: This paper makes a basic approach to the methodology of cooperative learning, with the aim of learning of  the positive contributions that the application of this methodology promotes in classrooms and, on the other hand, to point the cooperative strategies that can be applied in a classroom of second cycle of Early Childhood Education.

Keywords: Cooperative Learning; Early Childhood Education; Cooperative Strategies.

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EL APRENDIZAJE COOPERATIVO EN EDUCACIÓN INFANTIL

El objeto de estudio del presente artículo es la metodología del aprendizaje cooperativo que, según Damon y Phelps (1989), se trata de un término “paraguas” que hace referencia a un amplio conjunto de métodos y enfoques de aprendizaje en equipo, manteniendo como característica común entre ellos la división de la clase en equipos, grupos de logro o centros de aprendizaje.

Cambios sociales

La sociedad está cambiando constantemente, y más aún en los últimos años. Ante ello, la escuela ha de adaptarse y dar respuesta a estas vicisitudes, junto con las numerosas exigencias que, en muchos casos, son difíciles de afrontar.

Según García, Traver y Candela (2001), los factores responsables de los conflictos hallados en las aulas responden a razones de metodología, organización del aula y clima existente en ella, pero, especialmente, a la interacción resultante entre profesores y alumnos, o entre los propios alumnos con sus iguales.

Asimismo, parece importante tener presentes en las aulas los pilares de la educación señalados por el Informe Delors, los cuales también son trabajados con la aplicación de la metodología planteada, concretamente dos de ellos: aprender a convivir, participando en proyectos comunes, y aprender a ser, ya que los seres humanos son seres sociales, destinados a vivir en un mundo social.

Los niños, en interacción con sus compañeros, desarrollan las destrezas necesarias para su socialización y para el logro de su independencia social. Para formar parte de un grupo, el niño tiene que aceptar los valores y normas que existan en él (Yubero, 2005).

En efecto, el aprendizaje cooperativo constituye un instrumento eficaz al servicio del profesorado y del alumnado, a la vez que es una forma vital de enseñar, de aprender y de vivir. No resulta fácil separar la filosofía subyacente al aprendizaje cooperativo de la utilizada en otros ámbitos de la vida.

El aprendizaje cooperativo es y refleja toda una filosofía de vida, que pretende conjugar la cooperación con la solidaridad y el pensamiento crítico (Ovejero, 2013).

El trabajo cooperativo en educación infantil

Es importante que estos valores comiencen a desarrollarse desde edades tempranas para construir una base adecuada y actuar de modo preventivo ante posibles dificultades. Esta es la razón por la cual este método debe comenzar a ser aplicado en la etapa de Educación Infantil, pues las características propias de los niños, como el egocentrismo, fomentan la dificultad de trabajar estos valores, además de que es en estas edades cuando se establecen los cimientos de todo el sistema educativo y se adquieren los principios que guiarán el comportamiento del alumnado en su futuro, tanto académico como personal y social.

Características del aprendizaje cooperativo

De acuerdo con Ovejero (1990), todo aprendizaje cooperativo es aprendizaje en grupo, pero no todo aprendizaje en grupo es aprendizaje cooperativo. Esto se debe a que el aprendizaje cooperativo tiene unas características y elementos particulares que hacen que le permitan diferenciarse de los demás tipos de aprendizajes que se realizan de forma grupal.

No es la mera cantidad de interacción entre los alumnos lo que provoca unos resultados beneficiosos, sino la naturaleza de tal interacción (Ovejero, 1990).

La naturaleza de la interacción está, por tanto, determinada por cinco características principales, señaladas por Johnson, Johnson y Holubec (1999):

Interdependencia positiva

Este término se usa para aludir a la doble responsabilidad que se debe de perseguir en el aprendizaje cooperativo, ya que no sólo se ha de tener en cuenta el propio aprendizaje, sino que cada miembro del grupo se ha de preocupar de que todos sus compañeros alcancen el éxito.

Interacción promotora cara a cara

Se refiere al hecho de que los alumnos han de facilitar el éxito de sus compañeros. Es decir, el trabajo y esfuerzo personal que realiza cada miembro del grupo para que los demás alcancen el objetivo prefijado (Gavilán y Alario, 2010).

Responsabilidad individual y grupal

Esta característica se refiere a la necesidad de implicar a todos los alumnos de forma individual en el trabajo del grupo, ya que “cuanto más arraigada esté la interdependencia positiva en el grupo cooperativo, los estudiantes sentirán con más fuerza la implicación de su responsabilidad personal en el proceso del grupo” (Gavilán y Alario, 2010)

Habilidades interpersonales y de grupos pequeños

El aprendizaje cooperativo persigue, además de la adquisición de nuevos contenidos, el desarrollo de habilidades interpersonales y sociales. Esta peculiaridad del aprendizaje cooperativo es la que causa que este sea más complejo que el competitivo o individualista, ya que, si no se aprenden y aplican las habilidades necesarias para trabajar en equipo, no se pueden realizar las tareas requeridas.

Procesamiento grupal

Esta última característica se refiere a la autoevaluación que ha de realizar cada grupo valorando cada una de sus actuaciones con la intención de determinar cuáles de ellas deberían cambiar y cuáles mantener. El papel del profesor en este caso reside en proporcionar ayuda a los grupos en sus revisiones proporcionando las anotaciones realizadas tras las observaciones de los equipos mientras trabajan (Gavilán y Alario, 2010).

Estrategias cooperativas en las aulas de Educación Infantil

Clarificadas las características más notables del aprendizaje cooperativo, es necesario indagar acerca de otro de los objetivos planteados en el presente artículo, el cual corresponde a la aplicación de esta metodología con alumnado de Infantil, y la influencia e impacto que causa en las aulas su puesta en práctica, lo cual se expondrá en el apartado consecutivo.

El trabajo cooperativo en educación infantil

Primeramente, con respecto a la aplicación en dicha etapa, se van a citar algunas estrategias factibles, mostrando así que realmente es posible su aplicación en esta etapa. Para ello, Pujolàs (2008) establece tres ámbitos de intervención, muy relacionados entre sí: la cohesión del grupo, trabajo cooperativo como recurso para enseñar, y el trabajo en equipo como contenido a enseñar.

  • Cohesión del grupo

La cohesión del grupo es un aspecto esencial, aunque no único para llevar a cabo estrategias cooperativas en el aula. Pujòlas (2008) mantiene la idea de que el alumno ha de sentir que forma parte de una comunidad educativa para tomar conciencia de grupo, resaltando también la importancia de las relaciones que se establezcan entre el profesorado y el alumnado. Los ejemplos de estrategias que se van a plantear a continuación pretenden, por tanto, que se favorezcan las relaciones interpersonales entre los alumnos, y que éstos conozcan la importancia del trabajo en equipo y la cooperación por medio de simples dinámicas. A continuación citamos algunas (Juan et al., 2010).

    • La pelota

Permite que los alumnos conozcan los nombres de sus compañeros los primeros días de clase. Para ello, se dibuja un círculo en el suelo y, uno de los alumnos, manteniendo la pelota en la mano, menciona su nombre y el del compañero al que se la va a pasar (“Me llamo Ana y paso la pelota a Jesús”). El compañero que ha sido nombrado se mete dentro del círculo y continúa el juego. La actividad culmina cuando todos los alumnos se encuentren dentro del círculo.

    • La maleta

Consiste en que cada día, uno de los alumnos traiga al aula dentro de una maleta tres objetos que representen sus aficiones, para conocerse entre ellos y descubrir aficiones en común. Los demás alumnos pueden realizar preguntas cuando uno de los alumnos presente sus objetos.

    • La telaraña

Se colocan todos los alumnos junto al docente, que sostiene un ovillo de lana. El profesor menciona su nombre y uno de los rasgos que definen su personalidad, y lanza el ovillo a uno de los alumnos sosteniendo uno de los extremos de éste. El procedimiento continúa entre los alumnos creándose una telaraña, que simboliza que todos ellos son importantes, y que si uno lo suelta todo se deshace, puesto que la colaboración de cada uno de ellos es necesaria.

  • Trabajo cooperativo como recurso a enseñar.

El segundo ámbito de intervención se puede aplicar una vez que todo el grupo-clase está mínimamente preparado para aprender juntos (cohesión y colaboración) y para ayudarse mutuamente a aprender (cooperación) (Pastó, 2015).

En este punto, la formación de equipos se tendrá en cuenta en todo momento, procurando la formación de agrupaciones heterogéneas, componiéndose así cada grupo tanto por alumnos capaces de dar ayuda, como por los más necesitados de ella, junto con el resto de estudiantes del grupo.  

Algunas estructuras sencillas de aprendizaje cooperativo que se pueden aplicar en este ámbito son:

    • Folio giratorio

Esta dinámica puede ser aplicada en los diferentes niveles de Educación Infantil, ya que la dificultad de la misma puede ser modificada en función de las necesidades y maduración del alumnado. El maestro encargará a los alumnos una tarea como la redacción de un cuento, una frase o palabras sobre un mismo tema. Comienza escribiendo uno de los componentes del equipo y, cuando ha terminado, se lo pasa al compañero de al lado que ha de continuar con la tarea encomendada. Los alumnos cooperan entre sí, ya que el resultado final depende de las aportaciones de cada uno de ellos (Juan et al., 2010).

    • Lápices al centro

En esta técnica, los alumnos tendrán que hacer tantas tareas como miembros haya en el equipo. Uno de los alumnos leerá a los integrantes de su equipo la tarea a realizar, permaneciendo todos los lápices en el centro de la mesa. Una vez hecho esto, cada grupo se pondrá de acuerdo para dar solución al problema planteado (Breto y Gracia, 2008).

    • 1-2-4

El docente plantea una pregunta y cada alumno ha de pensar la respuesta a dicho problema de forma individual (1), después se pone en común por parejas (2) y posteriormente en todo el grupo (4) lo cual será reflejado de forma escrita, teniendo en cuenta las aportaciones de todos los miembros. (Juan et al., 2010).

  • Trabajo en equipo como contenido a enseñar

El trabajo en equipo es el último contenido que se ha de mostrar a los alumnos. Pastó (2015) establece dos recursos diferentes para este tercer ámbito: El Plan de Equipo y el Cuaderno de Equipo. El Plan de Equipo es un documento que contiene una declaración de principios que rigen el equipo durante un tiempo determinado incluyendo aquí objetivos, compromisos y cargos de cada uno de ellos (Juan et al., 2010). Por otro lado, el Cuaderno de Equipo muestra sus rasgos de identidad y su historial.  Existen algunas estructuras cooperativas en este tercer ámbito que son aplicables en las aulas de Educación Infantil: el trabajo por proyectos, que es el más conocido, y el Rompecabezas, que consiste en repartir en cuatro partes el trabajo asignado. Cada alumno deberá encontrar al compañero con el que completar su parte. Cuando los alumnos hayan completado la información, el maestro se encargará de explicar la metáfora existente entre la unión de las partes del trabajo asignado y el trabajo cooperativo. Para culminar, un miembro del equipo lo explica al resto (Parrilla, 1992; Serrano y Calvo, 1994).

El trabajo cooperativo en educación infantil

Beneficios de la aplicación del aprendizaje cooperativo en las aulas

De acuerdo con García (2001), los efectos positivos de la puesta en práctica del aprendizaje cooperativo en el aula, siempre que se lleve a cabo adecuadamente, han sido constatados por numerosos estudios, tanto a nivel cognitivo como a nivel social. De esta manera, se va a seguir la clasificación establecida por el Laboratorio de Innovación Educativa (2009) que destaca los beneficios que conlleva esta metodología para el alumnado:

Mayoritariamente se admite que las estrategias o métodos de aprendizaje cooperativo son más potentes que otros, no cooperativos, y que las formas tradicionales de enseñanza para mejorar ciertos aspectos de la capacidad cognitiva, como, por ejemplo, el rendimiento académico, la habilidad para la resolución de problemas o la comprensión de textos.

  • Reducción de ansiedad

Muchos autores consideran que la ansiedad es uno de los factores principales por los cuales se dificulta el proceso de enseñanza-aprendizaje en el alumnado. El aprendizaje cooperativo reduce esta aprensión fomentando la autoestima y proporcionando tiempo suficiente para desarrollar la tarea de acuerdo con las necesidades personales de cada alumno.

  • Fomento de interacción y relaciones sociales positivas

Con la aplicación del aprendizaje cooperativo en el aula, los alumnos aprenden actitudes y valores que no pueden aprender de los adultos, aumentan las oportunidades de actuar fomentando relaciones prosociales como actitudes de ayuda hacia los otros y se fomenta el respeto hacia aquellos que son diferentes (García et al., 2001).

  • Fomento de destrezas complejas de pensamiento crítico

Según Moruno (2011), el aprendizaje cooperativo permite confrontar diferentes opiniones y puntos de vista, lo que favorece el conflicto cognitivo, produciéndose así un mayor número de reestructuraciones cognitivas.

  • Fomento de integración y comprensión intercultural

El aprendizaje cooperativo favorece la integración y la comprensión interpersonal como consecuencia de las interacciones positivas y las oportunidades de resolución constructiva de conflictos. Se evita, así, cualquier tipo de exclusion, y se promueve la aceptación de los  alumnos con necesidades educativas especiales de cualquier índole (Moruno, 2011).

  • Desarrollo socioafectivo

Se consigue debido a la evidente toma de contacto con los iguales, y gracias a los procesos de resolución de conflictos, la cohesión, y la cooperación que se produce entre miembros, que da lugar a relaciones más estrechas y a una integración de todos los alumnos independientemente de sus características y condiciones personales. Todo ello favorece el aprendizaje de habilidades sociales y el desarrollo de valores democráticos.

  • Motivación hacia el aprendizaje

Al estar presente la interdependencia positiva en las relaciones que se establecen en el alumnado, se da lugar a una incitación de algunas de las variables fundamentales relacionadas con la motivación: “probabilidad subjetiva de éxito y atribución causal, curiosidad epistémica y motivación continuada, compromiso con el aprendizaje, persistencia en la tarea, expectativas de éxito futuro y nivel de aspiración (LIE, 2009).

  • Mejora de rendimiento académico

Hay diversos factores que motivan que el aprendizaje cooperativo provoque un mayor rendimiento académico: calidad de la estrategia de aprendizaje, búsqueda de la controversia, procesamiento cognitivo, apoyo de los compañeros, implicación activa mutua en el aprendizaje, cohesión grupal, pensamiento crítico, actitudes positivas hacia las diversas materias curriculares, etcétera (LIE, 2009).

  • Contribución a la reducción de la violencia en la escuela

El Laboratorio de Innovación Educativa (2009) divide este aspecto en dos factores diferenciados: el fracaso escolar y la falta de vínculos con sus compañeros. Con el aprendizaje cooperativo, al potenciar una gran calidad y cantidad de aprendizajes, se logrará concebir estrategias para tratar el conflicto y emprender una resolución creativa de problemas así como el fomento de relaciones a largo plazo entre los alumnos al trabajar juntos.

Ventajas de la aplicación de esta metodología para los docentes

El aprendizaje cooperativo no solo reporta beneficios a los alumnos, sino que también es una forma de trabajo que trae consigo grandes ventajas para el personal docente que decide llevarla a cabo. Veamos algunos de estos beneficios.

  • Autonomía metodológica

El trabajo cooperativo es, como dijimos anteriormente, como un gran paraguas, por lo que permite y acoge otras formas de trabajo complementarias, otorgando gran flexibilidad metodológica al docente. Además, aplicando estrategias cooperativas, los alumnos adquieren una responsabilidad mayor al realizar tareas que en otras metodologías pertenecían al profesor, como la planificación, o la selección de recursos. Esto será beneficioso para el docente, ya que adquirirá una mayor cantidad de tiempo que podrá emplear en la organización de diferentes actividades para trabajar los contenidos que desee.

  • Mejora de relaciones con los alumnos

Los roles de profesor y alumno cambian notablemente con esta metodología, algo que es perfectamente percibido por ambas partes. Con esta forma de trabajo, el docente adopta + un papel de mediador, facilitador del conocimiento y, como afirman Johnson et al. (1999) de “guía que acompaña”.

  • Mejora de las relaciones con otros docentes

El trabajo cooperativo es una metodología que se nutre en cierta parte del intercambio de información y experiencias con los compañeros. Este aspecto se basa en la importancia que posee que los propios docentes se ayuden entre sí, decidiendo entre todos el mejor modo de alcanzar los objetivos que se pretenden. De esta manera, mejorarán como profesionales, desalentando el trabajo de escasa calidad y las actitudes negativas que pueda ocasionar la implementación de esta metodología.  (Johnson et al., 1999).

De acuerdo con todo lo tratado, se puede señalar que la metodología del aprendizaje cooperativo es una propuesta educativa con efectos indudablemente positivos en la esfera cognitiva, afectiva y social, tanto de alumnos como de profesores.

De los principales beneficios para el alumno se puede destacar la mejora considerable en cuanto al rendimiento y la socialización, comprensión intercultural, pensamiento crítico y otras destrezas metacognitivas. Por otro lado, para el profesorado, destacamos una mejora en las relaciones tanto con el resto de profesionales como con el propio alumnado, y una mayor independencia que se traducirá en una mayor cantidad de tiempo para invertir en la preparación y planificación de actividades, entre otras tareas.

Por último, podemos afirmar que, ya desde la etapa de Educación Infantil, es recomendable y perfectamente posible la puesta en práctica de estrategias cooperativas pudiendo trabajarlas como cohesión del grupo, como recurso y como contenido.

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Artículo completo

El artículo El aprendizaje cooperativo en Educación Infantil. Beneficios y aplicación práctica forma parte del número 13 de Campus Educación Revista Digital Docente un proyecto destinado a la divulgación de publicaciones de carácter educativo que permite la difusión del conocimiento y pretende el enriquecimiento de toda la comunidad educativa.

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Marta Manzano Madrid
Marta es Graduada en Educación Infantil y Educación Primaria y Máster en Investigación e Innovación en Educación Infantil y Primaria (Murcia)