La evaluación en el proceso educativo

Métodos para el seguimiento de los aprendizajes

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Métodos para el seguimiento de los aprendizajes

Nuevas perspectivas en los métodos de evaluación.

Las actividades de evaluación de los aprendizajes constituyen uno de los tres grandes bloques de la acción didáctica junto con la programación de objetivos y el diseño y desarrollo de los contenidos. En función de los diferentes ámbitos o estadios de complejidad creciente en el saber, así como los diferentes instrumentos de autoevaluación tanto del profesorado como del alumnado, se utilizarán en la práctica educativa unos métodos u otros para evaluar los aprendizajes.

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EVALUACIÓN Y SEGUIMIENTO DE LOS APRENDIZAJES

Repercusión de la evaluación

Desde siempre las actividades que se han llevado a cabo para realizar la evaluación de los alumnos han condicionado el aprendizaje de los mismos, pues tradicionalmente en las escuelas se ha centrado el máximo interés en la medición de los conocimientos sobre otras destrezas. Así, es normal ver cómo ante el anuncio, por parte del docente, de la aplicación próxima de un instrumento de evaluación, el alumnado se prepara para procesar la información requerida que le permita superar adecuadamente la medida y el juicio que se efectuará sobre su conocimiento. De tal forma que el modo en que el alumno será evaluado condicionará la forma en que se prepare, por lo que podemos afirmar que la planificación de la evaluación condiciona en alto grado la manera en que el alumnado orienta la preparación de las pruebas y su modo de proceder para garantizar la comprensión y retención significativa del contenido. Igualmente, podemos decir que una evaluación arbitraria o mal diseñada puede perjudicar notoriamente los aprendizajes.

La evaluación puede definirse como el proceso de reflexión sobre las evoluciones de los alumnos a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje a fin de determinar un determinado nivel de progresión en su desarrollo.

Planificación de la evaluación

Teniendo en cuenta estas evidencias, no está de más considerar que una buena planificación de la evaluación, si se hace de forma compartida con el alumnado, puede incidir en la calidad del proceso de aprendizaje de éste, así como en la práctica profesional docente. De hecho, una de las dudas más frecuentes del alumnado al principio de curso consiste en solicitar información sobre la forma en que será evaluado. Los estudiantes piden información para saber a qué nivel de procesamiento deberán llegar para poder superar los conocimientos exigidos en la disciplina que cursan, ajustando sus propios mecanismos de estudio a dichos requerimientos.

La efectividad de los instrumentos de evaluación

Está claro que es necesario asegurarse de la efectividad de los instrumentos de evaluación que se van a utilizar, para lo cual puede tomarse como referencia la taxonomía del dominio cognitivo de Bloom (Bloom, 1956) y atender a los diferentes grados de calidad del saber. No obstante, no se trata de seguir con rigidez dichas categorías sino de disponer de un camino de orientación para el diseño de las actividades de evaluación. Una de las ventajas y a la vez razón por la que nos decantamos por esta taxonomía es lo cercano que andan el concepto de “aplicación” propuesto por Bloom y el término “competencia” que hoy día consideramos como un elemento curricular más.

La evaluación es la valoración de conocimientos y de rendimientos adquiridos por los alumnos a lo largo de un determinado período de aprendizaje y pretende concretar al alumno en un determinado estadio en relación al correcto desencadenamiento del proceso formativo y educativo.

La Taxonomía de Bloom

La Taxonomía de Bloom, originalmente, centra sus esfuerzos en clasificar los diferentes objetivos de aprendizaje en diferentes niveles de complejidad, mostrando una visión global del proceso educativo. En sus orígenes pretendió estructurar las diferentes habilidades de pensamiento (Bloom, 1956) hasta considerar, a día de hoy, cómo serían las habilidades de recuerdo, comprensión, aplicación, análisis, evaluación y creación para la era digital.

Según la clasificación de la que partimos se suelen distinguir seis ámbitos o estadios de complejidad creciente en el aprendizaje: el conocimiento, la comprensión, la aplicación, el análisis, la síntesis y la evaluación, entendiendo esta última juicio de valor. Detengámonos en cada uno de los estadios:

Primer Estadio: Conocimiento

Supone observar y recordar información, datos, ideas, hechos, nombres, símbolos, definiciones…

En este primer estadio o nivel de conocimiento, sin el cual resulta virtualmente imposible saber nada, es en donde se domina la información. Se trata del dominio y manejo de saberes singulares y aislados, de hechos y de datos. Un hecho se podría definir como un acontecimiento en el plano de la realidad singular, es decir, una realidad objetiva que se muestra en el espacio y en el tiempo.

Segundo Estadio: Comprensión

Implica el entendimiento de la información, la captación de significado y la traslación del conocimiento adquirido hacia otros contextos.

Es un estadio caracterizado por la relación y la asociación de datos o principios, así como por el establecimiento de causas y consecuencias de hechos. El conocimiento de este estadio se caracteriza y manifiesta por la capacidad de poner en relación dos o más informaciones.

Tercer Estadio: Aplicación

Se refiere al aprovechamiento y uso de la información, a solucionar problemas mediante el uso de habilidades y conocimientos variados.

Utilizar la información recibida en situaciones nuevas y concretas para la resolución de problemas significa poseer un aprendizaje mucho más complejo que se manifieste de diferentes formas en el proceso de aplicación. Implica gestionar el conocimiento de forma efectiva con el objetivo de resolver tareas específicas. Es el nivel que más se asemeja al actual modelo de competencias.

Cuarto Estadio: Análisis

Evidencia la organización de la información y se centra en la descomposición del todo en partes de acuerdo con criterios lógicos, además de la solución de problemas mediante el uso de los conocimientos previamente adquiridos.

En este estadio se hace uso de habilidades tales como ordenar, explicar, dividir, comparar, inferir, conectar, categorizar, contrastar, comparar o clasificar.

Quinto Estadio: Síntesis

Consiste en crear nuevas ideas a partir de las antiguas, es decir, la aplicación del conocimiento y de la información adquirida, y las habilidades anteriores para producir una realidad nueva y original.

Los aprendizajes, en este estadio, llegan a un punto importante de sofistificación cuando se manifiesta la capacidad de elaborar síntesis personales y coherentes a partir de informaciones dispersas, ya que ello indica que se posee una extensa red interpretativa.

Sexto Estadio: Evaluación

Se relaciona con la comparación y discriminación de ideas, además de con la emisión de juicios de valor propios a partir de objetivos dados. Supone ser crítico con la información.

Este estadio, junto al cuarto y el quinto, suponen habilidades consideradas de orden superior.

Verificar el valor de la evidencia y reconocer la subjetividad son dos rasgos característicos de las habilidades implicadas en este estadio. Se considera que se llega a un estadio superior de aprendizaje cuando, a partir de diversas informaciones se es capaz de elaborar una teoría y emitir, a partir de ella, una evaluación.

La evaluación desde la perspectiva de Bloom

Relacionar los instrumentos de evaluación con esta taxonomía, así como con los diferentes métodos que pueden emplearse para cotejar los conocimientos de los alumnos, puede servir para establecer una sinergia entre el nivel de dominio y destreza en el que se encuentra el alumno, el conocimiento o habilidad específica que se pretende medir y el método empleado para dicho fin en concreto.

Así mismo, junto a los principales métodos de evaluación de los aprendizajes, la tarea evaluadora deberá incluir en sí misma el ejercicio de autoevaluación, tanto del profesorado como del alumnado, con el fin de llevar a cabo un seguimiento óptimo del proceso de enseñanza y el proceso de aprendizaje.Con la finalidad de explorar y mejorar la propia tarea docente es necesario realizar una adecuada autoevaluación de la labor del profesorado con el objetivo de reconocer las fortalezas y debilidades presentes en su práctica educativa, así como para prevenir e intervenir ante posibles adversidades.

La autoevaluación es un tipo de evaluación que realiza la misma persona que ha desempeñado el trabajo que se está sometiendo a evaluación.

A su vez, para que los estudiantes obtengan éxito académico es necesario que conozcan las pautas intelectuales y motivacionales que intervienen en su propio proceso de aprendizaje. Con la finalidad de identificar las dificultades más frecuentes en los hábitos de estudio de los alumnos y poner en marcha los objetivos de intervención más adecuados en cada caso, sería conveniente la aplicación de la taxonomía de Bloom y la preparación de diferentes tareas para cada uno de los distintos estadios.

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El artículo La evaluación en el proceso educativo. Métodos para el seguimiento de los aprendizajes forma parte del número 5 de Campus Educación Revista Digital Docente un proyecto destinado a la divulgación de publicaciones de carácter educativo que permite la difusión del conocimiento y pretende el enriquecimiento de toda la comunidad educativa.Recuerda que publicamos de forma gratuita tus artículos didácticos, científicos y de investigación

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David García Moreno
David es licenciado en Humanidades y tiene un Máster en Educación Secundaria Obligatoria. Actualmente ejerce como profesor en Albacete.