El espíritu emprendedor en Educación Primaria

Acercamiento a los contenidos económicos y financieros

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Cómo desarrollar el espíritu emprendedor en Educación Primaria.

Teniendo presente la necesidad de introducir conceptos de carácter económico y financiero en la etapa de Educación Primaria dada la nueva competencia que se incorpora en el currículo relacionada con la iniciativa emprendedora, es necesario meditar sobre las diferentes metodologías, instrumentos y materiales de los que dispone el docente en la actualidad para alcanzar la meta de guiar y organizar el proceso de enseñanza y aprendizaje de forma motivadora y significativa para los alumnos, valorando el nivel abstracto de los contenidos económicos.

SENTIDO DE LA INICIATIVA Y ESPÍRITU EMPRENDEDOR

Los conceptos económicos

A mediados de los años 80 ya se comenzó con la introducción de conceptos económicos en los últimos cursos de la Educación General Básica. En concreto, en la comunidad autónoma de Andalucía (Travé, 1997) se trató de desarrollar una unidad didáctica sobre dichos contenidos destinada a ser implementada en Educación Secundaria, pero sus propios autores manifestaron problemas con la falta de materiales curriculares, así como bibliografía relacionada con la enseñanza de la economía.

La economía es una disciplina que intenta estudiar de qué manera podemos solucionar el problema existente entre las necesidades ilimitadas del ser humano y la cantidad restringida de recursos naturales, y según la nueva legislación es algo que los alumnos deben conocer prontamente pues una de las nuevas competencias que se ha incorporado en el currículo de Educación Primaria a través de la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa (LOMCE) y a su vez en el Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero, por el que se establece el currículo básico de la Educación Primaria, ha sido el sentido de iniciativa y el espíritu emprendedor.

Podemos definir la economía, por tanto, como el estudio de la manera en que las sociedades utilizan los recursos escasos para producir mercancías valiosas y distribuirlas entre los diferentes individuos (Samuelson y Nordhaus, 2005).

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Incorporación de contenidos financieros al currículo

Diversos autores consideran que difícilmente se puede proponer un currículum de Ciencias Sociales en la actualidad que prescinda de la enseñanza de las nociones económicas, aunque así venga sucediendo a lo largo de toda la evolución de nuestro sistema educativo y estas enseñanzas hayan estado siempre relegadas a un segundo plano.

González y otros (1995) defienden la incorporación de los contenidos económicos al currículo con el siguiente argumento: “La adquisición de las nociones económicas por los alumnos es imprescindible para conformar el entramado de conceptos, habilidades y actitudes necesarios para el desenvolvimiento de los mismos en la sociedad actual. Cualquier sistema educativo pretende reproducir y ampliar, en la medida de sus posibilidades, el sistema económico que lo sustenta, con el objetivo de responder adecuadamente a las necesidades del mercado de trabajo y de la propia producción; pero, además, la enseñanza de estas nociones, constituye una necesidad apremiante para la formación básica e integral de las personas que, a lo largo de su vida, se ven abocadas a tomar una serie de decisiones económicas sin tener suficiente preparación que les capacite para decidir, de forma coherente y crítica, ante un sistema económico de libremercado, complejo y deshumanizado”.

Pero para incorporar realmente contenidos económicos al resto de contenidos curriculares, los docentes deben ingeniar metodologías que faciliten dicho acercamiento a los alumnos, ya que se trata de un conocimiento que, en algunas ocasiones, puede parecerle algo ajeno a los educandos. En este sentido, es necesario considerar los diferentes sistemas de representación que poseen los alumnos a medida que evolucionan en el plano cognitivo para así poder ofrecer un acercamiento económico apto en cada etapa (Brunner, 1988).

No consiste en hablar de economía, sino en hacer economía, pues el conocimiento verdadero es aquel que se redescubre haciendo, y esta es la única manera de trabajar realmente una competencia, desde el “hacer práctico”.

A la vez que se consideran las características de los alumnos y los métodos que se van a emplear, hay que detenerse, también, en la formación económica del profesorado y en si está realmente preparado para impartir una materia de esta naturaleza, teniendo en cuenta que los contactos con dicha disciplina, tanto en su formación como en su práctica docente, han sido prácticamente inexistentes.

Siguiendo, de nuevo, a Brunner (1960), cualquier materia puede ser enseñada en alguna forma honradamente intelectual a cualquier niño en cualquier fase de su desarrollo, pero es evidente que determinados conceptos entrañan más dificultad que otros, tal y como evidencian determinados estudios realizados en Estados Unidos sobre los problemas de introducir el pensamiento económico en los docentes (Travé, 1997).

Autores como Schug y Birkey (1985) enfatizan que el pensamiento económico se desarrolla con la edad, por lo que, por ejemplo, el concepto de escasez puede ser entendido por el niño a los seis años, mientras que el concepto de ganancia empieza a ser entendido por el niño a la edad de once años.

Es cierto que hoy día existen grandes carencias a nivel mundial entre los adolescentes e incluso entre los mismos adultos para entender la economía del día a día, así como para actuar de forma racional y correcta en y ante ella (Denegri, Del Valle, Etchebarne, González y Sepúlveda, 2011).

El déficit en educación económica en la infancia se mantiene hasta la adolescencia y la adultez, no observándose que el sistema educativo logre compensarlos (Domper, 2004).

La sociedad del consumo

“Yo soy lo que tengo y lo que consumo” es una célebre frase (Fromm, 2000) que posiblemente podríamos utilizar para resumir, a grandes rasgos, el pensamiento de la sociedad actual y, por consiguiente, justificar el comportamiento que siguen muchas personas en el mundo globalizado de hoy día. Sobre esto reflexiona Villasmil (2014) cuando afirma que, aunque los profesores y la familia sean los primeros referentes y modelos de conducta para los alumnos, ambas figuras tienen que competir con la televisión, Internet y el resto de medios en la formación de valores.

De acuerdo con Oliver (2009), puesto que el consumo está aumentando considerablemente en los últimos tiempos, sobre todo debido al apogeo de las compras online y la facilidad que entraña la adquisición de bienes con tal sólo pulsar un botón, es necesario contemplar la escuela como un lugar en donde educar a unos buenos y responsables consumidores para el futuro.

Para conseguirlo, es preciso que en los centros educativos se atienda a la educación en términos económico-financieros, haciendo especial énfasis en tres aspectos:

  • El incremento de la autonomía del alumno basada en la capacidad de acceso y gestión de la información.
  • El desarrollo de una actitud crítica y analítica con respecto al conocimiento al que puede acceder.
  • Adquisición de responsabilidad como consumidor respecto al medio ambiente.

En todas estas tareas, familia y escuela deben ir de la mano y colaborar estrechamente (Pereira, 1998).

Metodología

Para la consecución de los objetivos que se requieren en la formación del espíritu emprendedor hace falta diseñar e implantar distintas metodologías que sean capaces de implicar novedad y motivaciones en el educando, proyectando el interés de los niños hacia los contenidos de índole económico.

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Podemos considerar los siguientes principios y modelos para procurar la motivación y el interés del alumnado:

  • Partir de una perspectiva constructivista: El constructivismo toma al alumno como el principal protagonista del proceso educativo. Él es autónomo y regula su propio aprendizaje, lo cual permite que los distintos agentes del proceso (maestro y alumno) adquieran diferentes matices.
  • Docente como facilitador de contenidos: El profesor funciona como dinamizador, guía y apoyo del proceso formativo, buscando el aprendizaje significativo de su alumnado como elemento clave de la educación.
  • El alumnado figurará como un actor activo y participativo del proceso de enseñanza-aprendizaje: Tendrá que estar motivado hacia el aprendizaje, desarrollar la capacidad de toma decisiones y ser capaz de desarrollar trabajos colaborativos y en equipo.
  • La presencia de la familia debe ser fundamental: Es preciso que los familiares participen en el proceso educativo, estando implicados y colaborando en beneficio de sus hijos. Esta disposición motivará a los alumnos y mejorará su rendimiento.
  • El trabajo y los materiales deben estar cuidadosamente seleccionados: Los materiales tienen que servir a la finalidad de la formación, ser atractivos y procurar la motivación de los estudiantes. Las actividades y propuestas de aprendizaje, por su parte, tienen que ser creativas, dinámicas y contextualizadas, buscando un aprendizaje de tipo competencial.
  • Fomentar el aprendizaje compartido: El docente no es la única figura capaz de facilitar conocimientos, ya que cada alumno construye y forma su propio aprendizaje y, a la vez, los alumnos entre sí se enseñan y son capaces de generar nuevos contenidos. A través de la creación de diferentes grupos de trabajo, y siempre en función de las actividades a realizar y las capacidades cognitivas y sociales que se quieran potenciar, se pretende que los alumnos interactúen y puedan enseñarse los unos a los otros.
  • Apoyarse en los avances tecnológicos: El educando ya debe ser considerado como un nativo en tecnología, lo cual debe ser tenido en cuenta por parte del docente y apoyarse de los avances tecnológicos para impulsar el aprendizaje significativo y motivador.

Tal y como afirma el Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, por el que se establece el currículo básico de la Educación Secundaria y Bachillerato lo mejor que distingue a la economía como disciplina de otras ciencias sociales no es su objeto, sino su enfoque. Por tanto, para acercar el estudio y la formación económica a los alumnos, los docentes pueden optar por implementar diversos modelos pedagógicos, sabiendo que el tratamiento de la economía constituye un aspecto esencial en un entorno tan globalizado como el nuestro. El estudio de la economía proporciona una serie de competencias en trabajo en equipo, habilidades comunicativas, capacidad de liderazgo, desarrollo de la autonomía, destrezas individuales, reforzamiento del pensamiento crítico… todo lo cual contribuye y estimula el espíritu emprendedor.

Es necesario emplear modelos pedagógicos eficaces que aseguren la motivación del alumnado hacia el estudio de conceptos económicos y financieros para así poder alcanzar el máximo desarrollo de la Competencia Sentido de la Iniciativa y Espíritu Emprendedor, una de las siete Competencias Clave que señala la LOMCE.

Teniendo en cuenta esta realidad, podemos destacar algunos modelos pedagógicos que aplicar en las aulas para contemplar un tratamiento más efectivo de las nociones económicas:

  • Puede optarse por el uso de las clases invertidas, empleando o bien un blog con aplicaciones como Padlet o Blogger, o bien a través de un entorno más sofisticado y con más posibilidades como la plataforma Moodle o Edmodo. El modelo pedagógico de las clases invertidas consiste en extrapolar el tratamiento de determinadas lecciones de clase a casa, utilizando para dicho servicio las tecnologías digitales y el uso del vídeo.
  • El uso del aprendizaje basado en problemas resulta un método docente que busca la autoconstrucción del propio conocimiento para el alumno, con lo que puede ser empleado para el tratamiento de conceptos económicos, consiguiendo que se produzca un aprendizaje más efectivo y significativo. Consistirá en buscar el pensamiento activo y creativo del alumno a través del planteamiento de tareas para la resolución de algún problema, disponiendo para ello de algún material online que facilite la labor, como las cazas del tesoro o las WebQuest. Se trata pues de un proceso guiado que implicará el uso de habilidades cognitivas superiores así como la autonomía de los estudiantes y el trabajo cooperativo.
  • También podemos emplear el recurso didáctico tradicional del cuento, como bien usa Krause (2003) en su obra “La economía explicada a mis hijos”. Este autor emplea la historia de Robinson Crusoe para explicar conceptos muy importantes de la economía y, a su vez, explicar teorías tan importantes como la división del trabajo en el incremento de la productividad y el aumento de la riqueza de las naciones, rememorando el tema principal de la obra de Adam Smith, definido por muchos como el padre de la Economía.
  • El uso de elementos lúdicos siempre será favorecedor para interiorizar conceptos financieros a través del juego, con experiencias tales como el conocido Monopoly o el Palet, donde los jugadores aprenden, se divierten y, a través de la experiencia, interiorizan mecanismos económicos.
  • Desarrollar actividades donde se simulen dinámicas como los Role-Play a través de la creación de un mercado en el aula, por ejemplo, ayudará a que los alumnos practiquen operaciones con dinero y manejen conceptos como oferta, demanda, inflación etc.
  • Iniciativas como el rincón de la economía, para llevar a cabo con los alumnos más pequeños (de Infantil) favorecerán también la integración de los aspectos económicos y el ayudarán, poco a poco, al desarrollo del espíritu emprendedor.

En los últimos años, la Unión Europea, consciente de que padece un déficit empresarial en comparación con otros países más desarrollados, ha venido considerando que el fomento del espíritu emprendedor es clave en la creación de empleo, así como en la mejora de la competitividad y el crecimiento económico. Por ello ha instado a los Estados miembros a fomentar las actitudes empresariales desde la escuela, pidiéndoles iniciativas para promover la cultura empresarial desde los sistemas educativos (Dirección General de Política de la Pequeña y Mediana Empresa, 2003).

Nuestro actual sistema educativo contempla el tratamiento de las competencias durante todas las etapas formativas, por lo que es algo que los docentes deben tener siempre presente.

A la vista de la amplitud del concepto de espíritu emprendedor, el alcance que tiene la economía en nuestro día a día, y la importancia de desarrollar competencias de autonomía e iniciativa personal en el alumnado desde las edades más tempranas, no corresponderá de modo exclusivo a una única área o una sola asignatura, al igual que no puede quedar relegado a su estudio mediante un único enfoque, método o estrategia, sino que, como hemos visto, este espíritu debe impregnar cada elemento curricular, y englobarse en todas las acciones formativas y educativas de la escuela.

El artículo El espíritu emprendedor en Educación Primaria. Acercamiento a los contenidos económicos y financieros forma parte del número 4 de Campus Educación Revista Digital Docente, un proyecto destinado a la divulgación de publicaciones de carácter educativo que permite la difusión del conocimiento y pretende el enriquecimiento de toda la comunidad educativa.

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Francisco José Payá García
Francisco José es licenciado en Administración y Dirección de Empresas y graduado en Educación Primaria, y ejerce docencia de Matemáticas y Economías en el CEP Mirasierra de Murcia.