Aprende a elaborar la Programación Didáctica para las etapas de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato.

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El hecho de realizar una programación didáctica es algo que suele suscitar ciertas dudas, tanto a los docentes con experiencia como a aquellos profesores noveles, pues cada etapa educativa tiene una configuración determinada, así como cada materia por la que se pretenda programar determinará la configuración final del documento.

Los elementos clave de las programaciones didácticas son los elementos curriculares de nuestra etapa educativa. Esto es, los objetivos, los saberes básicos, las competencias, los métodos pedagógicos y los criterios de evaluación. Paralelamente, también serán esenciales otros elementos que aparecen referidos en los distintos currículos de enseñanzas medias, como las competencias específicas, las situaciones de aprendizaje, las materias, los ámbitos y el perfil de salida.

En este artículo procuraremos dar consejos para orientar a los aspirantes en su proceso de elaboración de la programación didáctica de cara a las oposiciones docentes.

Introducción de la Programación Didáctica

Las programaciones didácticas, al ser un documento de planificación didáctica, deben organizar la respuesta educativa en base a las necesidades y características del alumnado, dotando de significatividad a los aprendizajes y contextualizando la propia práctica formativa. Dicho carácter programático tenemos que dejarlo entrever ya desde el comienzo del documento, en la propia introducción.

Los primeros apartados de toda programación didáctica se dedican a proporcionar una presentación del documento, una justificación didáctica del mismo y una aportación específica sobre normativa y respaldo legislativo.

Posteriormente, se centra en comentar las características contextuales, el curso en el que nos encontramos, la materia, ámbito y/o modalidad para, seguidamente, ya centrarse en el tratamiento de los elementos curriculares y finalizar con la mención a aspectos tales como la atención a la diversidad, los elementos transversales o la evaluación de la propia práctica docente.

Así pues, en el primer apartado de la programación didáctica, que podemos llamar “presentación” o “introducción”, se realizaría una presentación del documento, aportando una definición de programación didáctica (de elaboración propia, aunque es recomendable apoyarse en autores de referencia), explicando a quién se dirige y detallando el número de unidades de las que se compone.

  • Introducción
    • Presentación del documento
    • Justificación didáctica y pedagógica
    • Marco normativo

Un segundo apartado podría ser el correspondiente a la contextualización, atenderá también a ubicar en este punto el centro educativo y la localidad en la que se encuentra, así como las características del aula, para pasar a concretar las características propias del curso en el que nos encontremos, la materia por la que se programe y la modalidad en donde nos situemos, además de mencionar los ámbitos pertinentes, si procede.

  • Contextualización
    • Características del curso, materia y ámbito (en Secundaria).
    • Características del curso, modalidad y materia (en Bachillerato)
    • Características de la localidad y el barrio
    • Características del centro educativo
    • Características de los alumnos

Currículo LOMLOE de la Educación Secundaria Obligatoria

Currículo LOMLOE de Bachillerato

Competencias Clave en la Programación Didáctica

Este apartado estará compuesto por una delimitación conceptual y una consideración de las diferentes competencias clave que deben desarrollar los alumnos al término de su proceso formativo, junto a la forma en la que quedan presentes y van a ser tenidas en cuenta en la materia concreta por la que se esté programando.

Será positivo remarcar en nuestra programación que con la integración de las competencias estamos dotándola de un carácter mucho más práctico para los alumnos, a través del cual conseguir un desarrollo de destrezas basado en la aplicación práctica el conocimiento.

Y es que una adquisición eficaz y una integración efectiva de las competencias, deberán diseñarse situaciones de aprendizaje integradas que permitan al alumnado avanzar hacia los resultados de desempeño de más de una competencia al mismo tiempo, por lo que siempre será recomendable procurar que nuestra materia adquiera un matiz global que contribuya al desarrollo de todas las competencias.

Las competencias clave para el aprendizaje permanente equivalen a los desempeños que se consideran imprescindibles para que el alumnado pueda progresar con garantías de éxito en su itinerario formativo, y afrontar los principales retos y desafíos globales y locales.

Estas competencias no son directamente evaluables, por lo que necesitaremos valernos de una serie de competencias específicas que nos permitan dilucidar el grado de adquisición que cada alumno presenta en cada competencia clave, y establecer diferentes criterios de evaluación en consecuencia para medirlo. A su vez, hemos de tener presentes un conjunto de descriptores operativos para cada competencia clave con los que poder situar al alumnado en un punto concreto de desarrollo competencial al término de la enseñanza básica, tal y como nos lo indica el perfil de salida.

Este perfil de salida es un nuevo elemento que la LOMLOE introduce en los currículos y que debemos tener siempre en consideración para el diseño de nuestras programaciones ya que éstas tendrán que primar la consecución de lo previsto en el perfil de salida para la etapa en la que estamos.

En la actual LOMLOE los respectivos perfiles de salida son la adaptación al sistema educativo español de las competencias clave establecidas en la citada Recomendación del Consejo de la Unión Europea, relativa a las competencias clave para el aprendizaje permanente.

Al Perfil de salida lo podemos definir como la concreción de los principios y fines del sistema educativo referidos a la educación básica que fundamenta el resto de decisiones curriculares, identificando y definiendo las competencias clave que el alumnado debe haber desarrollado al finalizar la educación básica, e introduce orientaciones sobre el nivel de desempeño esperado al término de la etapa de la Educación Secundaria Obligatoria y el Bachillerato, según el caso.

Es por esto que las enseñanzas mínimas que se detallan en cada uno de los diferentes Reales Decretos tienen por objeto garantizar el desarrollo de las competencias clave previsto en el Perfil de salida de la etapa correspondiente.

En consecuencia, si nos esforzamos por repetir y dejar claro que las competencias han de trabajarse desde todas las áreas y que éstas requieren de una labor sostenida en el tiempo para que los alumnos las vayan puliendo y perfeccionando, lógicamente tendremos que poner en valor a nuestra propia materia e indicar en qué modo contribuye a la consecución de las competencias clave.

Saberes básicos en la Programación Didáctica

Tras definir brevemente qué son los saberes básicos e indicar cuáles se trabajarán a lo largo del curso en la materia que se programa, se establecerá una secuencia temporal para su tratamiento a lo largo de las distintas unidades didácticas que componen la programación, teniendo en cuenta las competencias específicas de los diferentes contenidos.

La argumentación de esto lo encontramos en la propia definición de saberes básicos, que los describe como los conocimientos, destrezas y actitudes que constituyen los contenidos propios de un área o ámbito y cuyo aprendizaje es necesario para la adquisición de las competencias específicas. Por tanto, los saberes básicos posibilitarán el desarrollo de las competencias específicas de cada materia a largo de la etapa. En consonancia, constituyen el elemento con el que el docente trabaja directamente con los alumnos para conseguir las capacidades expresadas en los objetivos y el desarrollo de las competencias clave.

En este apartado de la programación didáctica será suficiente con reflejar la distribución de los distintos saberes básicos de nuestra materia para el presente curso escolar, secuenciándolos a través de las diferentes unidades didácticas que se desarrollarán en cada uno de los trimestres del año académico.

También, podríamos realizar una descripción de los diferentes bloques de saberes básicos/contenidos que forman parte de la materia que se está programando para poder incluir, en esta descripción, aquellos que correspondan específicamente al curso en donde nos encontremos.

Evaluación en la Programación Didáctica

Deberá evaluarse tanto el progreso y evolución de los alumnos, especificando los criterios empleados y los procedimientos que se han ejecutado, como el proceso de enseñanza, el desarrollo de la acción didáctica docente y la validez y adecuación de la propia programación didáctica.

La evaluación hace referencia tanto a la valoración de los alumnos como la valoración del propio docente en su proceso de enseñanza, de modo que este apartado es conveniente dividirlo en dos subapartados.

  • Evaluación del proceso de aprendizaje.
    • Criterios de evaluación.
    • Procedimientos e instrumentos de evaluación.
    • Criterios de calificación, recuperación y promoción.
  • Evaluación del proceso de enseñanza.
    • Evaluación de la Programación Didáctica.
    • Evaluación de las Unidades Didácticas.

La evaluación del proceso de aprendizaje en la programación didáctica

Sobre la evaluación del proceso de aprendizaje, y atendiendo a los diferentes niveles de concreción curricular, tenemos que fijarnos, en primer lugar, en lo que la ley orgánica educativa vigente dice sobre la evaluación de cada una de las etapas educativas; en segundo lugar, referenciar los Reales Decretos de enseñanzas mínimas de nuestra etapa en concreto y, finalmente, atender al decreto de currículo en concreto de nuestra Comunidad Autónoma. A la par, hay que considerar si en nuestra comunidad existe alguna orden específica que regule la evaluación ya que, por ejemplo, en el caso de primaria y secundaria, con las evaluaciones al final de etapa y las evaluaciones externas, cada comunidad puede optar por su propia concreción.

La evaluación se equipara a un proceso de reflexión sobre las evoluciones de los alumnos a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje a fin de determinar un determinado nivel de progresión en su desarrollo.

La evaluación en Secundaria y Bachiller tiene que reunir una serie de características y ajustarse a lo que dice la normativa. De esta manera, sabemos (pues la LOMLOE nos lo indica) que la evaluación ha de ser continua, integradora y formativa.

Para llevar a cabo las labores de evaluación necesitamos los criterios de evaluación, pues son el elemento curricular de referencia para realizar la evaluación del alumnado.

Desde la LOMLOE los criterios de evaluación se definen como referentes que indican los niveles de desempeño esperados en el alumnado en las situaciones o actividades a las que se refieren las competencias específicas de cada materia o ámbito en un momento determinado de su proceso de aprendizaje.

Estos criterios se relacionan con las competencias específicas que son el propio objeto de evaluación para, a su vez, evaluar las competencias clave. Recordemos que las competencias específicas constituyen un elemento de conexión entre, por una parte, el Perfil de salida del alumnado, y por otra, los saberes básicos de las materias o ámbitos y los criterios de evaluación.

En la programación didáctica tendremos que partir de los criterios de evaluación establecidos en los Reales Decretos de enseñanzas mínimas de nuestra etapa educativa para cada área o materia, y debemos considerarlos como el referente fundamental para realizar la evaluación y comprobar el logro de los objetivos y las competencias clave. Dichos criterios hacen referencia a diferentes tipos de conocimientos, procedimientos y actitudes y se desprenden de las competencias específicas.

La evaluación del proceso de enseñanza en la programación didáctica

En cuanto a la evaluación del proceso de enseñanza hemos de tener presente que la evaluación es fundamental para valorar la eficacia y la adecuación del proceso de enseñanza y aprendizaje al contexto educativo y poder, así, tomar decisiones que nos permitan realizar las modificaciones que se consideren oportunas con el fin de establecer mejoras y progresar hacia la calidad educativa.

Así pues, parece lógico afirmar que esas mismas actuaciones debemos de someterlas a evaluación para ver cuán de ajustadas han sido a nuestros alumnos y a nuestro contexto.

La evaluación de los procesos de enseñanza y de la práctica docente deberá incluir, al menos, los siguientes aspectos generales:

  • Funcionamiento de los órganos de coordinación docente.
  • Relaciones entre profesorado y alumnado.
  • Ambiente y clima de trabajo en las aulas.
  • Organización del aula y aprovechamiento de los recursos.
  • Colaboración con los padres, madres o tutores legales.

La evaluación de los procesos de enseñanza se completa con la evaluación de las programaciones didácticas, que deberá incluir, al menos, los siguientes aspectos:

  • Análisis y valoración de resultados en las evaluaciones finales de curso, finales de etapa e individualizadas de tercer curso.
  • Secuencia y temporalización de los contenidos.
  • Adecuación de las situaciones de aprendizaje e integración de las competencias clave.
  • Estrategias e instrumentos de evaluación.
  • Recursos y materiales didácticos.
  • Incorporación de pautas de diseño universal de aprendizaje.

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Evidentemente, una Programación Didáctica de Aula completa entraña muchos más aspectos que los recién mencionados, como la atención a la diversidad, los métodos pedagógicos o las tareas de seguimiento y tutoría del alumnado, por ejemplo.

Igualmente, una programación didáctica supone, fundamentalmente, saber enlazar correctamente los objetivos educativos y las competencias clave con el resto de elementos, tales como las competencias específicas y los criterios de evaluación.

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